El Kosner Baskonia cerrará el año 2025 sin haber sumado ninguna victoria a domicilio en la Euroliga tras haber sucumbido a la lógica en el Roig Arena, donde el Valencia Basket, equipo llamado a grandes cosas esta temporada, aún no ha perdido con público en las gradas. Los alaveses, exhaustos por la fatiga de los últimos días, se vieron 21 puntos por detrás a los 15 minutos de juego a causa del extraordinario acierto exterior local, fueron haciendo la goma y en el último cuarto, con una garra encarnada en Omoruyi, llegaron a soñar con la victoria, pero no les llegó la fuerza.
El encuentro, en el que Galbiati apostó de inicio por un quinteto formado por Simmons, Howard, Radzevicius y Diop, arrancó algo accidentado por parte de ambos conjuntos, con algunas pérdidas y canastas fáciles erradas hasta que Costello abrió la lata para el Valencia Basket con un triple.
A partir de ahí, ambos equipos se fueron intercambiando golpes hasta que los locales, coincidiendo con la marcha al banquillo de Howard al haber cometido pronto una segunda falta personal evitable, empezaron a poner tierra de por medio. Primero mediante los puntos de Omari Moore, a los que intentó responder Luwawu-Cabarrot mediante acciones individuales, y después con un Costello muy entonado en el primer cuarto, el equipo de Pedro Martínez construyó una renta de 27-19 por medio de porcentajes muy altos de acierto por dentro y desde el triple.
Fue precisamente desde la línea de 6,75 metros desde donde el Valencia Basket empezó a romper el partido al inicio del segundo cuarto. Tres triples consecutivos de Montero, Badio y Puerto colocaron una distancia ya importante de 38-23 mientras al Baskonia se le notaba la fatiga acumulada en la falta de frescura de ideas en ataque y de piernas a la hora de llegar a puntear los tiros rivales y transicionar en defensa.
Los hombres de Galbiati no conseguían encontrarse a sí mismos y cuando Kameron Taylor anotó dos triples más para colocar el 50-29 en el electrónico parecía que el partido se les escapaba definitivamente de las manos. Sin embargo, Luwawu-Cabarrot, el único a su nivel habitual durante el primer cuarto de hora de juego, se negó a tirar la toalla tan pronto y en su afrenta se le sumó un aliado inesperado como Eugene Omoruyi. Con la clase del francés y la energía y acierto ofensivo del nigeriano, el Baskonia recortó la distancia hasta los once puntos que marcó el electrónico al descanso (58-47).
Pelea hasta el final
Pese a la reacción del segundo cuarto, el partido seguía estando cuesta arriba para los gasteiztarras, que al menos tenían el consuelo de que su rival difícilmente repetiría los 11 triples en 15 intentos de la primera parte en la segunda. La fórmula la conocían: jugar con la misma energía defensiva que en el epílogo de la primera parte y mover el balón rápido en ataque. Pero no la aplicaron en la reanudación, cuando el Valencia Basket recuperó el mando del partido ante el regreso a la apatía de los visitantes.
Luwawu-Cabarrot desapareció en ataque y sin él los vitorianos se vieron con un 74-52 en contra en el ecuador del tercer parcial. Sin embargo, una vez más, el Baskonia sacó fuerzas de flaqueza con tres triples seguidos para volver a meterse en partido. La tercera falta personal de Howard cuando empezaba a despertar seguida de una técnica por protestar no ayudó, pero Omoruyi se encargó de seguir tirando del equipo con acciones de mucho mérito en ambos lados de la cancha para mantener el duelo vivo.
Así, se llegó al cuarto decisivo con el 76-65 en el marcador, que se apretó aún más con un triple de Kurucs (76-68). No había estado tan cerca el Baskonia desde el primer cuarto. Los vitorianos siguieron apretando para dejar los pocos gramos de fuerza que les quedaban, fatiga que se vio en acciones como una bandeja de Spagnolo solo en la que le faltaron muelles.
Algunos errores como pérdidas de Diakite también dificultaron que los alaveses le metieran el miedo en el cuerpo al cuadro taronja, que vio cómo los minutos iban pasando y la distancia se movía en todo momento alrededor de los ocho puntos. Un triple de Costello con 80-74 dio aire a los locales, que lograron gestionar su renta ante un Baskonia al que le faltó la chispa de Málaga, pero al que no se puede acusar de no haber tenido la misma fe en el Roig Arena.