El Baskonia consiguió salir con vida del infierno del Martín Carpena en un ejercicio de fe en el que, después de verse abrumado por la asfixiante defensa local y verse 14 puntos por debajo en el ecuador del tercer cuarto, fue capaz de remontar y llevarse el triunfo en la prórroga gracias a la decisiva irrupción de sus dos bases.

Peñarroya puso toda la carne en el asador desde el principio con Thompson, Howard, Giedraitis, Costello y Kotsar, y los titulares le dieron la razón en los primeros compases, ya que entraron a la cancha con una enorme soltura ofensiva. Una versión generosa de Howard, sumada a unos incisivos Kotsar y Giedraitis, arrollaron a los locales durante los tres primeros minutos de juego, en los que lograron amasar una ventaja de 12 puntos (2-14). 

Tras ese explosivo arranque, sin embargo, los malagueños apretaron los dientes en defensa y al Baskonia se le comenzó a nublar la vista en ataque. De hecho, los gasteiztarras no volvieron a anotar en todo el primer cuarto hasta un tiro libre de Howard a tres segundos del final, mientras que el Unicaja aprovechó sus buenas acciones atrás para encontrar canastas en transición de un imparable Perry, encargado de anotar 14 puntos consecutivos para que los locales comenzaran el segundo parcial por delante (16-15).

El cuadro vitoriano consiguió romper su sequía anotadora con una bandeja de Heidegger a los 30 segundos de comenzar el segundo cuarto y Sedekerskis estiró la ventaja azulgrana hasta los cuatro puntos, pero las dificultades azulgranas persistieron. El Unicaja propuso un partido muy físico con dos perros de presa como Alberto Díaz y Perry iniciando la presión y logró darle la vuelta al electrónico y empezar a poner tierra de por medio con un parcial de 9-0 gracias a sus transiciones (25-20). El Baskonia, incapaz de igualar esa intensidad, cometió algunos errores de bulto en forma de pérdidas y desajustes defensivos y solo encontró puntos mediante los tiros libres fruto de la acumulación de faltas del rival. A ello se le sumó el acierto en el triple de Kalinoski y Ejim, que permitió a los andaluces marcharse al descanso con una importante ventaja de nueve tantos.

Despertar de los bases

Las primeras dos canastas al regreso de vestuarios fueron obra de Costello y Kotsar, pero el partido siguió por los mismos derroteros. El combinado local, alentado por su público, mantuvo la misma energía de la primera mitad y el Baskonia, irreconocible en cuanto a confianza y acierto exterior, encajó un parcial de 8-0 con el que Unicaja alcanzó una ventaja máxima de 14 puntos. Parecía incluso peligrar el basket average cuando Howard se retiró al reaparecer sus molestias en la espalda, pero los azulgranas, de nuevo nutriéndose del exceso de faltas de los locales, consiguieron reengancharse al partido desde la línea de tiros libres. Marinkovic y Giedraitis, algo más resolutivos que sus compañeros, recortaron diferencias y tras un triple de Heidegger los alaveses se situaron a siete al término del tercer cuarto (58-51).

El base israelí, aprovechando la ausencia de Alberto Díaz con cuatro faltas personales, siguió pisando el acelerador en el arranque del parcial decisivo y el Baskonia se fue poco a poco acercando en el electrónico. El propio Heidegger situó a los azulgranas a un solo punto y Thompson, que hasta entonces había realizado un partido gris, tomó su relevo anotando dos triples para poner a su equipo al frente por primera vez desde el inicio del segundo cuarto (64-67, min. 35). Despertó el Unicaja de su letargo y las tornas se equilibraron con un intercambio de golpes que el propio Thompson estuvo cerca de decantar del lado baskonista con una meritoria canasta a falta de 30 segundos (75-78). La defensa en la acción posterior, sin embargo, no estuvo tan acertada y Kalinoski envió el partido a la prórroga con un triple totalmente liberado.

Pese a ese error defensivo, el Baskonia estaba mejor, Thompson ya había entrado en erupción y, bien secundado por Heidegger, fue capaz de llevarse la victoria de vuelta a Vitoria. Al Unicaja, que se había exprimido al máximo durante todo el choque, se le acabó la gasolina en la prórroga, no volvió a anotar una canasta en juego y tras dos triples seguidos de Heidegger y una bandeja de Thompson no le quedó más remedio que arrojar la toalla. 

Después de 45 minutos de eléctricos, el Baskonia silenció el Martín Carpena. La consecuente inyección de moral es ideal para afrontar la Copa. La reaparición de las molestias de Howard y las sensaciones durante un buen tramo del choque, no tanto.

Estadística del Unicaja

Estadística del Baskonia