Si algo estaba meridianamente claro en los despachos del Baskonia a la hora de conformar el boceto de plantilla de cara a la campaña 2021-22 boceto de plantilla de cara a la campaña 2021-22 era el origen estadounidense del jugador al que el club iba a conceder las llaves del equipo.

Ya fuera Pierria Henry si aceptaba la oferta de renovación u otro, la dirección deportiva quería dar continuidad a las exitosas apuestas de los últimos tiempos en una demarcación crítica donde se cuece el éxito o el fracaso de un proyecto. Y eso pasaba irremediablemente por reclutar a un jugador procedente del otro lado del Atlántico que tuviera, entre otras virtudes, físico, piernas, capacidad de liderazgo y experiencia al más alto nivel en la Euroliga.

Quien cumplía con dichos requisitos era Wade Baldwin, un timonel explosivo y eminentemente anotador que se convirtió en una de las sensaciones de la pasada Euroliga con la camiseta del Bayern. Pocas opciones mejores ofrecía un mercado en el que los grandes mirlos blancos suelen acabar con sus huesos en un transatlántico continental o, en su defecto, deciden esperar a posibles ofertas de la NBA.

El Baskonia se ha decantado por un jugador que reúne bastantes similitudes con otros bases que dejaron en Vitoria un recuerdo imborrable. Hubo un tiempo en la capital alavesa donde estaban mejor vistos los directores tipo Prigioni o Huertas con una asombrosa facilidad para controlar el tempo de los partidos, poner el balón en el lugar justo y, en definitiva, hacer mejores a sus compañeros.

De un tiempo a esta parte, sin embargo, esta tendencia va cambiando con la evolución del baloncesto hacia una vertiente tan físicavertiente tan física. La moda radica ahora en dar cobijo a un jugador eléctrico que, por encima de otras consideraciones, sepa echar el balón al suelo, desequilibre en el uno contra uno y resuelva el jeroglífico del ataque posicional a golpe de talento.

Tras la marcha de Pablo Prigioni a la NBA en el verano de 2012, el Baskonia ha buscado un perfil de base lo más parecido a un atleta, con pegada a la hora de encontrar diversos caminos hacia el aro y habilidad para elevar el listón físico.

Jugadores en boca de todo el mundo como Darius Adams, Mike James, Shane Larkin y Pierria Henry han sido los últimos en hacer las delicias del personal, esperanzado ahora en que Dusko Ivanovic pueda llevar a buen puerto a otro potro salvaje como Baldwin.

El uno de Nueva Jersey ha vivido dos últimas experiencias diametralmente opuestas. En El Pireo pasó con más pena que gloria, mientras que en Múnich explotó como un director de altos vuelos. La mano izquierda de Andrea Trinchiera fue básica para domar a un base imprevisible cuyo rendimiento se convierte, en ocasiones, en una montaña rusa.