Tras el insuficiente empate contra el Valencia, quien fue muy inferior en su visita a Mendizorroza, el Deportivo Alavés debe centrarse ahora en su compromiso contra el Rayo Vallecano. Un rival siempre muy exigente, pero que está obligado a medir esfuerzos si quiere llegar a la cita del domingo en óptimas condiciones, pues el jueves se enfrenta al Häcken sueco a domicilio, en la Conference League.
Este billete europeo, que ilusionó sobremanera a la afición franjirroja, fue el merecido premio al gran desempeño de los de Íñigo López la pasada temporada. Pero jugar una competición más también supone un reto, sobre todo para aquellos clubes que no cuentan con plantillas excesivamente amplias, como sí es el caso del Real Madrid, el Barcelona, el Atlético de Madrid y demás trasatlánticos de este estilo.
Dejando a un lado los amistosos, el Rayo ya ha jugado 13 partidos. Es decir, cuatro más que el Alavés. Y esto no solo se nota a nivel físico, también lo hace a nivel mental. Seguramente, esta sea una de las razones por las que los vallecanos han tenido un comienzo más dubitativo de lo esperado. No ha sido hasta las dos últimas jornadas, superando a la Real Sociedad y el Levante, cuando han logrado arrancar.
Lo curioso, relacionado con estas dos victorias, es que los de Íñigo López aún no han sido capaces de ganar en su estadio en Liga. Tanto el Barça (1-1) como el Celta (1-1) y el Sevilla (0-1) se llevaron premio de su visita a Vallecas. Sí ha sido un fortín en la Conference League, con victorias frente al Neman bielorruso (4-0) y el Shkëndija macedonio (2-0). Los resultados a domicilio les están sosteniendo en el campeonato doméstico.
MALOS RECUERDOS
Aun así, la visita a Vallecas siempre es muy complicada, tal y como lo ha comprobado el propio Alavés en las últimas temporadas. No ganan allí los albiazules desde el ejercicio 2018-19, cuando golearon (1-5) gracias a los tantos de Ximo, Ibai Gómez (x2), Calleri y Burgui. Aquel año, la escuadra de Abelardo Fernández soñó con volver a Europa, pero se desinfló sobremanera en la segunda vuelta.
Desde entonces, todo han sido derrotas. Un total de tres. Y la del pasado curso fue especialmente dura. De ese partido, que el Glorioso perdió por 1-0, salió muy tocado Luis García Plaza, pues su equipo no fue capaz de intimidar al Rayo aun con un futbolista más desde el minuto 22, por expulsión de Mumin. Ahí empezó a perder el club su confianza en el técnico madrileño, despedido semanas después para ser reemplazado por Eduardo Coudet.