El objetivo de las pretemporadas no es otro que ponerse a punto de cara al estreno liguero, que en el caso del Deportivo Alavés ocurrirá el próximo 16 de agosto, ante el Celta en Balaídos. Es por ello que los futbolistas acumulan mucha carga física en sus piernas y lo que, sumado a la lógica falta de rodaje, lleva a que ninguno de ellos pueda mostrar su versión óptima en los distintos compromisos amistosos, aunque siempre hay excepciones

Quien, en el duelo entre el Valencia y el conjunto babazorro de ayer, rindió como si el curso hubiera arrancado ya de manera oficial fue Antonio Sivera. El de Jávea jugó los 90 minutos y, durante los mismos, dejó varias paradas salvadoras que, junto al gol de Tomás Conechny, brindaron al Glorioso su tercer triunfo del verano (0-1). El primero, por cierto, sin necesidad de ir a la tanda de penaltis, como sí sucedió contra el Racing y la Real Sociedad

En concreto, Sivera salió vencedor de tres mano a mano. Uno de ellos sobre la media hora de juego, cuando el encuentro iba 0-0 y acertó al cubrir su palo corto frente a David Otorbi; y otros dos en la recta final, ya para defender la corta ventaja alavesista. La pareja de Hugos, González y Duro, fue la damnificada en ese momento y mención especial merece la intervención que le hizo al primero de ellos, quien tuvo tiempo de sobra para definir. 

“Venimos de una temporada ilusionante y confiamos en disponer un buen equipo para la que entra. ¿Objetivo? Prefiero ir paso a paso, pues vamos a contar con muchas piezas nuevas y hay que tener los pies en el suelo”, fueron las palabras del guardián babazorro al término de la cita, rebajando las expectativas. Es uno de los capitanes, ahora con mayor peso incluso tras la marcha de Rubén Duarte a México, y ya habla y se expresa como tal. 

Que Sivera, eso sí, esté ofreciendo tan buen nivel ya en este punto del verano no sorprende a nadie. Las dinámicas son muy importantes en el mundo del fútbol y, si se repasan los dos últimos cursos del alicantino, se ve una clara línea ascendente. El paso por Segunda le sirvió para coger confianza y, ya en la máxima categoría, fue capaz de demostrar por qué se le consideraba años atrás como uno de los porteros con mayor potencial del país. 

Ahora mismo, el de Jávea es una pieza que da puntos al Alavés, lo cual es decisivo en la lucha por la permanencia -también para soñar con algo más-, y lo mejor es que no parece haber tocado techo todavía. Ha hecho rutina de la excelencia y mantenerlo en plantilla puede ser uno de los grandes éxitos del club este mercado. Su nombre ha estado encima de la mesa de entidades con mayor caché, pero en Mendizorroza han hecho oídos sordos de momento. 

En su caso, además, no existe el peligro que sí había con Javi López, ya traspasado a la Real Sociedad, y sigue habiendo con Abdel Abqar. Sivera tiene contrato hasta 2027 -renovó después del último ascenso- y está muy contento en Vitoria-Gasteiz. “La seguridad que me ha dado el Glorioso no se compra con dinero. Salir de aquí nunca ha sido una opción para mí”, explicó a este periódico en una entrevista realizada el pasado mes de marzo. 

Sivera, durante el amistosos de ayer en Paterna. Área 11

CAMINO DIFÍCIL

A lo largo de esa misma charla, el alicantino admitió que, años atrás, “veía lejos” llegar al punto en el que está ahora, y es comprensible. Estuvo a la sombra de Fernando Pacheco durante mucho tiempo y tan poca participación le hizo perder la confianza en sí mismo, lo cual es definitorio para cualquier jugador y, en especial, para los porteros. Por fortuna, aquella época es cosa del pasado y sí que le sirvió como aprendizaje. 

Sivera es, actualmente, el futbolista que más tiempo lleva perteneciendo al Alavés -esta será su octava campaña, con un breve impás de seis meses (Almería) en 2020- y viene de un ejercicio en el que jugó 35 partidos y encajó solo 40 goles, además de mantener su meta a cero en diez ocasiones. Algo que solo mejoraron siete guardametas: Unai Simón, Ter Stegen, Álex Remiro, Mamardashvili, Oblak, Dimitrievski y Gazzaniga, ninguno en un equipo recién ascendido