Mendizorroza deberá dictar sentencia. Así lo decidieron el Eibar y el Deportivo Alavés este sábado, cuando firmaron la tablas (1-1) en un duelo igualado casi de principio a fin. Solo los goles de Stoichkov y Sylla añadieron algo de pimienta a una tarde en la que los asistentes a Ipurua pudieron comprobar la igualdad que existe entre ambas escuadras. Habrá que ver cuál es el planteamiento de cada una en el choque de vuelta.
Sin el sancionado Antonio Blanco, pero con todos los demás integrantes de su plantilla disponibles, Luis García Plaza optó por dar continuidad a su dibujo habitual, el 4-2-3-1, y en él introdujo varias novedades respecto a la reciente visita al Gran Canaria. Salva Sevilla entró en lugar del mencionado jugador cordobés; Jason recuperó la titularidad en detrimento de Abde; y Sylla fue la sorpresa en la punta del ataque, donde no actuó Villalibre.
A la vista de la narrativa durante los primeros compases del partido, en los que el protagonismo fue casi por completo para las disputas, todo hizo pensar que habría que esperar bastantes minutos para ver la primera ocasión de la tarde, sin embargo, no fue así. Por medio de un saque de banda, Tenaglia puso el balón en el área y Sylla, aprovechando la bondad de Arbilla, marcó de semitijera el tanto que desequilibró la balanza (0-1).
De esta manera, el delantero senegalés se reencontró con el gol casi cuatro meses después y, además, obligó al Eibar a cambiar por completo su planteamientos. Conscientes de que cualquier resultado desfavorable les pondría las cosas muy complicadas en la vuelta de Mendizorroza, los armeros comenzaron a tomar más riesgos y esto, en realidad, terminó beneficiando a los babazorros, mucho mejor plantados sobre el césped de Ipurua.
Cuando los locales, como reacción inmediata, tomaron la batuta del juego, el Glorioso respondió saliendo al contragolpe. Así, por ejemplo, Rioja estuvo muy cerca de asistir a Sylla para el segundo de la tarde. Después, hubo varios minutos en los que los gasteiztarras recuperaron el control de la pelota, aunque sin acercamientos claros a la portería rival, y ya en la recta final de la primera mitad volvió a intentarlo el Eibar, esta vez más acertado.
En el tiempo de prolongación, casi en una jugada calcada al gol del Alavés, Sergio Álvarez envió el balón al corazón del área visitante y fue Stoichkov quien, con un taconazo que sorprendió a Sivera, igualó la eliminatoria (1-1). El recurso del atacante gaditano en esa acción fue inmejorable, eso es cierto, pero también ayudó la pasividad de Abqar, cuya defensa del bote, tras la pelea de Leschuk por alto, no fue ni mucho menos la acertada.
Pese al empate en el electrónico, vista la dificultad de sus pupilos para generar peligro durante la primera parte, Gaizka Garitano decidió agitar el árbol de cara a la reanudación. Aketxe y Bautista sustituyeron a Corpas y Leschuk y ambos le dieron otra imagen al Eibar, que regresó al terreno de juego con una marcha más que el Glorioso. Los minutos de mayor incomodidad de los hombres de Luis García pudieron apreciarse en ese momento.
Superada la escena de terror, durante la que los armeros pudieron adelantarse a través de Tejero y, sobre todo, Bautista –su cabezazo, cerca del punto de penalti, se marchó desviado por poco–, la contienda fue equilibrándose, aunque no del todo. Si bien es cierto que no hubo grandes ocasiones a lo largo del ecuador del segundo tiempo, fue el conjunto guipuzcoano quien pareció tener las ideas más claras: centros, y más centros, al área rival.
Las tornas pudieron cambiar por completo, eso sí, cuando los locales se quedaron con un futbolista menos. Arbilla vio la segunda amarilla en el minuto 72 y esto le abrió una ventana al Alavés, cuyo dominio del balón se incrementó bastante. Además, Luis García dio entrada a Javi López (Duarte), Toni Moya (Salva Sevilla), Villalibre (Sylla) y Panichelli (Benavídez) para tratar de darle un plus en ataque a su equipo, ya con nuevo dibujo (4-4-2).
Esos cuatro cambios, sin embargo, no surtieron demasiado efecto en el encuentro. Pese a su superioridad numérica, el Glorioso no encontró la manera de batir por segunda vez a Luca Zidane, apenas intimidado, y terminó firmando unas tablas que, sin ser el resultado ideal, puede ser suficiente para sentenciar el pase a la final del play off en Mendizorroza.