Países Bajos se está enfrentando a una nueva amenaza que puede agravar sus ya de por sí elevadas cifras de contagio de coronavirus, que llevan unos días superando los 20.000 casos diarios. Si bien no es uno de los países con más antivacunas, cuenta con casi 2 millones de habitantes, muchos de ellos jóvenes, que no han querido inocularse la dosis que les había ofrecido el sistema nacional de salud.
El problema para estos jóvenes es que el Gobierno neerlandés quiere implantar un sistema (2G) por el que sólo se permita acceder a restaurantes, bares, y otros locales y eventos de ocio a las personas que tengan el pasaporte covid, un documento que sólo obtienen los vacunados y quienes han superado la enfermedad.
Hecha la ley, hecha la trampa. Para no vacunarse pero poder obtener el certificado, muchos jóvenes están recurriendo a contagiarse deliberadamente mediante un kit que se vendía a través de una web neerlandesa, que por 33,50 euros ofrecía un líquido con el patógeno que produce la infección. Y que además aseguraba que "el virus que usted recibe no tiene más de tres meses de antigüedad, con lo que puede estar seguro de que también contiene las últimas mutaciones y variantes'', garantizaba la web, cuyo lema era Sí, quiero corona.
Para conseguir forzar el contagio, el kit, que se entregaba a domicilio, incluía un bote transparente con el líquido y unas instrucciones de uso: verter el material infectado en un vaso de agua a menos de 40 grados, introducirlo en la boca, dejándolo ahí unos segundos como si fuera un enjuague y tragarlo después. Y si el plan funcionaba, los síntomas aparecerían en un plazo de tiempo que varía entre 2 y 14 días. Después habría que realizarse una prueba de antígenos.
El sitio web dejó de estar operativo poco después de que se enteraran de su existencia las autoridades sanitarias. La Inspección de Salud y Atención Juvenil (IGJ) en Países Bajos pide a los jóvenes responsabilidad. "Es peligroso infectarse intencionadamente con el coronavirus. Al hacerlo, te pones en peligro a ti y a los demás. Estamos indignados por las iniciativas que ofrecen esta posibilidad. El coronavirus es peligroso. Puedes enfermar gravemente", subraya la IGJ.
"Me parece espantoso. Es una bofetada para cualquiera que se haya comprometido a luchar contra la pandemia durante más de un año y medio. Y por supuesto también para los familiares de personas que perdieron la vida por el coronavirus", lamentó Marina Eckenhausen, inspectora general.
'Coronafiestas' en Italia
En Italia también están sufriendo contagios provocados. La Fiscalía de Bolzano (norte de Italia) ha abierto una investigación sobre las llamadas coronafiestas, una práctica que se ha puesto de moda, sobre todo entre los jóvenes, para contagiarsecoronafiestas del coronavirus con la intención de superar la enfermedad y poder obtener el certificado sanitario.
Se trata de fiestas privadas en las que al menos uno de los participantes es portador del virus y que se han puesto de moda en la región de Alto Adige, una de las que posee actualmente las cifras más altas de contagios del virus en el país y donde está muy arraigada la oposición a las vacunas entre la comunidad de lengua alemana, según los medios locales.
"En un local cerrado, con una persona positiva de la variante Delta se pueden infectar fácilmente entre 5 y 10 personas en una noche. Estamos hablando sobre todo de jóvenes que, preocupados por las posibles restricciones para quienes no tienen el Green Pass (certificado sanitario) intentan así conseguir la inmunización", según Patrick Franzoni, vicecoordinador de la unidad de covid en Bolzano.
En la zona circula el bulo de que los jóvenes pueden inmunizarse sin riesgos dejándose contagiar, dijo a los medios, al explicar "muchos están convencidos de que es sólo una gripe", pero "hay consecuencias a largo plazo y ellos también pueden terminar en el hospital". De hecho, las coronafiestas han provocado, por el momento, la hospitalización de tres personas y dos de ellas están en Unidades de Cuidados Intensivos y la Fiscalía de Bolzano ha abierto una investigación.
Esta práctica, extendida en Alemania y Austria, ha llegado incluso a involucrar a niños de escuelas primarias, cuyos padres antivacunas les llevan a reunirse con positivos de covid para desarrollar el contagio y la inmunización, reveló Franzoni.