Con la llegada del otoño, los días se hacen más cortos, las temperaturas comienzan a bajar, y con ello, aparece el temido resfriado. Aunque no es una enfermedad grave, sus síntomas (congestión, estornudos o dolor de garganta) pueden afectar directamente a nuestra rutina diaria, trabajo o estudios, así como en su rendimiento.
Afortunadamente, hay una serie de trucos que podemos adoptar para fortalecer nuestro sistema inmunológico y minimizar el riesgo de resfriarnos.
Higiene de manos
El consejo más sencillo y eficaz para prevenir resfriados es lavarse las manos frecuentemente. Los virus del resfriado se propagan a través de las superficies que tocamos y luego nos llevamos las manos a la boca, nariz o ojos.
El simple acto de lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos elimina una gran cantidad de gérmenes y bacterias. Si no tienes acceso a agua y jabón, usar un desinfectante de manos a base de alcohol también es una excelente opción.
Además, evita tocarte la cara, ya que es una de las principales vías de entrada del virus a tu organismo.
Lleva una buena alimentación
Una dieta equilibrada es clave para mantener el sistema inmunológico en buen estado. Consumir alimentos ricos en vitaminas y minerales refuerza nuestras defensas naturales.
En particular, la vitamina C es conocida por sus propiedades para combatir infecciones respiratorias. Alimentos como cítricos (naranjas, limones, mandarinas), fresas, kiwi y pimientos son ricos en esta vitamina.
Otros nutrientes importantes son el zinc, que se encuentra en carnes magras, legumbres y frutos secos, y la vitamina D, que puedes obtener de los huevos, pescados grasos y de la exposición moderada al sol.
Durante el otoño, cuando los días soleados empiezan a escasear, es importante asegurarse de no tener déficit de esta vitamina, ya que está asociada a un sistema inmune saludable.
Hidratación
Beber suficiente agua es importante para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. La hidratación ayuda a que nuestras mucosas (la primera barrera de defensa de nuestro cuerpo contra los virus) se mantengan húmedas y, por lo tanto, puedan atrapar y eliminar los patógenos con mayor facilidad.
Además del agua, también puedes hidratarte con infusiones de hierbas, que no solo ayudan a mantener tus niveles de líquido, sino que también calientan el cuerpo, algo muy agradable durante el frío otoñal.
Descanso
El descanso es fundamental para que el cuerpo recupere energías y pueda combatir mejor las infecciones. Dormir entre 7 y 8 horas diarias refuerza el sistema inmunológico, permitiendo que se regenere y esté listo para enfrentarse a virus y bacterias.
El sueño insuficiente debilita nuestras defensas y nos hace más vulnerables a enfermar. Además, el descanso de calidad favorece la producción de citoquinas, proteínas que ayudan a combatir infecciones.
Abrígate
Es un mito que el frío por sí solo cause resfriados, pero exponerse a cambios bruscos de temperatura sí puede debilitar el organismo y aumentar las probabilidades de contraer infecciones.
Es importante abrigarse adecuadamente, pero sin sobrecargarse de capas, para evitar la sudoración excesiva, que puede enfriar el cuerpo una vez te quites la ropa o entres en lugares cálidos.
Lo ideal es vestirse en capas, de manera que puedas adaptarte a las condiciones climáticas, quitándote o poniéndote prendas según sea necesario.
Ventilación
Durante el otoño, solemos pasar más tiempo en interiores, donde los espacios cerrados y poco ventilados son un caldo de cultivo perfecto para los virus. Para evitar que los gérmenes se acumulen en el aire, es fundamental ventilar las habitaciones durante unos minutos al día, incluso si hace frío.
Abrir las ventanas permite que el aire fresco entre y elimine las partículas virales en el ambiente. Además, se reduce la humedad, lo que disminuye las posibilidades de que se desarrollen hongos o bacterias que puedan afectar las vías respiratorias.
Haz ejercicio
El ejercicio moderado es un excelente aliado para reforzar el sistema inmunológico. Actividades como caminar, correr, nadar o practicar yoga mejoran la circulación sanguínea, lo que facilita que las células inmunitarias se desplacen con mayor rapidez y detecten posibles infecciones.
Además, hacer ejercicio reduce los niveles de estrés, que es otro factor que puede debilitar el sistema inmune. Solo asegúrate de no realizar actividad física intensa si ya tienes síntomas de resfriado, ya que esto puede empeorar la situación.