Hoy, 7 de abril, se celebra el Día Mundial de la Salud. En esta fecha se subraya la importancia de seguir un estilo de vida sano y de mantener en forma nuestro cuerpo, influyendo en nuestro bienestar. No obstante, existen una serie de mitos erróneos, en concreto sobre el ejercicio físico, confundiendo a muchas personas sobre qué es correcto y qué no.
Por lo tanto, y con el objetivo de crear conciencia sobre la actividad física y los hábitos saludables, vamos a hacer un repaso sobre los mitos más frecuentes que aún hoy existen en torno a esta cuestión.
La quema de calorías
A diferencia de lo que muchos creen, por la mañana no se queman más calorías que por la tarde o la noche. Aun así, por la mañana el rendimiento físico tiende a reducirse ya que la temperatura corporal es más baja y tenemos menos energía.
Estirar siempre
Antes y después de entrenar, existe el hábito de estirar las principales extremidades que vayamos a trabajar. Pero si se estira con el cuerpo frío y en tensión, el dolor puede aparecer en nuestro cuerpo y los músculos pueden llegar a resentirse.
Aumento del apetito
Otro mito falso es que la práctica del deporte con regularidad reduce el apetito. Cuando hacemos ejercicio, aumentamos la sensibilidad a la leptina, liberando células grasas que quitan las ganas de comer. Además, aumenta la cantidad de amilina en sangre, reduciendo el hambre.
La rehidratación
El marketing alimentario promueve bebidas deportivas para la rehidratación postentreno, pero son altas en azúcar. En su lugar, los expertos aconsejan beber agua y proteínas, así como la ingesta de aminoácidos y ciclo dextrina cluster en vez de azúcares refinados.
Realizar ejercicio para perder peso
Muchas personas caen en la creencia de que, para perder peso, basta con hacer ejercicio físico. En realidad, la pérdida de peso depende principalmente de cambios en la nutrición. Es decir, la combinación de ejercicio físico y dieta es la solución perfecta para alcanzar resultados.
Sudar es igual a adelgazar
Es totalmente falso el mito de que sudando se consigue adelgazar. Lo que sí ocurre en nuestro cuerpo es la pérdida de líquidos, pero, al beber agua tras realizar ejercicio, el peso perdido por el sudor se recupera rápidamente.
Hacer ejercicio dos veces por semana
Aunque se cree que con dos sesiones de ejercicio semanal son suficientes, en realidad se requieren al menos tres días de actividad estructurada para empezar a ver resultados. Lo ideal es ejercitarse diariamente para mantenernos saludables, pues el sedentarismo contrarresta beneficios del ejercicio.
El músculo se convierte en grasa
No es verdad que el músculo se convierta en grasa si se deja de realizar ejercicio, porque pertenecen a tejidos diferentes. Esto ocurriría en caso de llevar un estilo de vida totalmente sedentario, en el que se pierde masa muscular y el metabolismo se va ralentizando.
“Barra libre”
Muchos creen erróneamente que el ejercicio permite comer sin restricciones. Sin embargo, consumir más calorías de las que se queman implica un aumento de peso, aun habiendo hecho actividad física. La solución es mezclar ejercicio con una dieta equilibrada para evitar estas situaciones.
Las agujetas
Las agujetas son el claro ejemplo de haber cometido un error en el calentamiento o estiramiento. También pueden surgir como consecuencia de una sobrecarga o por haber hecho un determinado ejercicio en exceso. Para aliviarlas, hay que realizar estiramientos y actividad física de bajo rendimiento.
Otras creencias frecuentes
Al margen de los mitos ya mencionados, hay otros que abundan en nuestra sociedad y que están totalmente aceptados. Ideas como que la comida orgánica es siempre la más saludable o que la dieta baja en grasa es la mejor para perder peso son bastante comunes.
Asimismo, hay quienes señalan de forma errónea que el agua alivia los síntomas de la resaca, que el consumo de carbohidratos no es sano o que es obligatorio beber cinco o seis litros diarios de agua son mantras a seguir para mantenernos saludables.