o han pensado? ¿Qué echan de menos? Creo que, por lo general, echamos de menos las cosas más sencillas que, en el fondo, son las más complejas e importantes. Echo de menos ver a mi familia, verla de verdad, no a través de las videollamadas de Whatsapp, benditas videollamadas pero que con el paso de los días, cuando cuelgas, comienzan ya a dejar un regusto amargo. Echo de menos compartir sobremesa con mis padres, tirarme en el suelo a jugar con mi sobrino. Echo de menos charlar con la cuadrilla, compartir el vermú del fin de semana sin que medien píxeles. Contarnos nuestras vidas y vernos las caras en directo, porque las risas, la preocupación, la nostalgia o la felicidad se perciben de otra manera y la compañía alimenta el alma muchas veces. Echo de menos libertad para disfrutar de mi tiempo libre, que una tarde de sofá y película no sea casi una imposición. Echo de menos caminar por la calle sin tener que medir las distancias. Echo de menos simplemente caminar, sin necesidad de que mis pasos me lleven al trabajo o a la compra. Echo de menos que las conversaciones no hablen de coronavirus. Como dijo el zorro, sólo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible para los ojos.