Colea la manifestación de uniformados del sábado en Madrid. "España insegura", protesta José Antonio Vera en La Razón. Su clamor es contra la zorra que cuida el gallinero. Pongan gobierno donde dice zorra: "Por muchos agentes que haya cabreados ellos tienen claro el tipo de policía que quieren: indefenso, inseguro, atado frente a la agresión, la quema de contenedores, el lanzamiento de piedras o destrozo de coches y papeleras. La Policía pierde autoridad, lo que explica por qué se han disparado las agresiones. Una ley antisistema, en fin, hecha por un gobierno semi-podemita antisistema".
El incendiado editorialista de El Debate calca la misma idea: "Con esta contrarreforma, se protege más al posible agresor que al potencial agredido; se rodea de sospechas el trabajo policial y, en definitiva, se lanza el mensaje de que todo exceso es tolerable y toda réplica es liberticida si el abuso se hace en nombre de determinadas ideas políticas. Un violento o un delincuente van a estar más protegidos con esta reforma que un agente formado para frenarlos. Y no digamos para contener a esos peligrosos grupos violentos que, cuando no gobierna la izquierda sobre todo, consideran necesario quemar las calles: esta ley parece pensada para que, cuando llegue el momento de volver a las barricadas, nada ni nadie pueda responderles".
Santiago González lamenta en El Mundo que ahora sean los policías los que corren delante de los manifestantes. Y no es exageración mía. Lean: "Ni a los más enloquecidos miembros de aquello que convinimos en llamar antifranquismo y que no cuajó hasta décadas después de la muerte del dictador se nos habría ocurrido pensar que en el futuro no correríamos delante de la Policía, sino detrás, y que los Cuerpos de Seguridad ya no dispondrían de herramientas disuasorias: pelotas de goma, botes de humo y otros materiales antidisturbios".
El editorialista del diario de Unedisa no se aparta de la misma tesis: "Cuando Moncloa desprotege a los que nos protegen", se titula la pieza donde no faltan las menciones a las manos que mecen la cuna: "El sanchismo ni siquiera ha pulsado la opinión de los representantes policiales a la hora de tomar unas decisiones que parecen diseñadas por grupos antisistema, ya que la derogación de lo que hábilmente llaman Ley mordaza entorpecería el trabajo de los agentes de Seguridad, restándoles autoridad, poniendo en cuestión sus actuaciones y, a la vez, favoreciendo la impunidad de los violentos. Una vez más, vemos cómo el PSOE se deja arrastrar por la radicalidad de Podemos y de los independentistas que les sostienen en Moncloa, incluidos los herederos de ETA, formaciones tan acostumbradas precisamente a hacer política incendiando las calles".
La Ribera resiste al invasor catódico
Les cambio de asunto. Pasando cansinamente las páginas de El Mundo, de pronto aparece este titular: "El bastión navarro que no ve la tele vasca: «Somos moneda de cambio»". Se trata de un presunto reportaje de un aguerrido tribulete llamado Vicente Coll que se ha ido a La Ribera a conocer a los partisanos de la resistencia antivascona. Un delirio de letras, que empieza así: "«¿Aquí?». Todos los interpelados responden entre interrogantes a la pregunta de si en Tudela o alrededores se ve la ETB. El canal no acompaña en ningún bar de la zona el ruido de las cucharillas removiendo el café en la sobremesa. «Si aquí no se habla vasco, ¿cómo se va a ver la televisión vasca?»". Una página entera para ese contenido. Se lo juro.
Y de una tontuna a otra, terminamos en ABC. El obsesivo Álvaro Martínez vuelve a llamar nuestra atención con este encabezado: "Moisés con chapela". Es el avance de una gracieta que tiene como protagonista al presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar: "Mutado en una especie de Moisés abertzale que sale del batzoki a San Mamés cantando el himno del Athletic, al dirigente peneuvista ayer solo le faltó añadir lo de abrir las aguas del golfo de Vizcaya si falta hiciera, para que el planeta entero entienda lo trascendental e irreversible de esta misión plenipotenciaria y ¡ahivalahós! que al parecer liderarán los nacionalistas". Ené, qué risas y tal.