La economía mundial, y en especial el sector financiero, viven con inquietud la cadena de noticias de la última semana. El hundimiento del banco estadounidense Silicon Valley Bank y el rescate, por 50.000 millones de euros, a Credit Suisse han hecho saltar las alarmas ante el temor de que pueda repetirse una crisis como la de 2008, que nació en el sistema bancario y se extendió a todos los escalafones de la economía, con una especial afectación al empleo, la actividad empresarial y los servicios públicos. Pero la situación -al menos hasta ahora- no parece la misma. Hay razones para pensar que las consecuencias de ambos acontecimientos se van a circunscribir a ámbitos mucho más reducidos que entonces. No obstante, una de las palabras que más se están pronunciando estos días es “vigilancia”, lo que resume cual es la actitud que están tomando todos los actores económicos. Y es que, en medio de una guerra como la de Ucrania y una inflación sin precedentes en las últimas décadas, una crisis financiera global podría devenir en un problema de magnitudes imprevisibles. “Ha reaparecido el espectro de 2008, pero no es la misma situación. El sistema financiero es mucho más seguro”, resume Massimo Cermelli, profesor en Deusto Business School. 

Quiebra de SVB

La crisis arrancó la semana pasada en un banco de tamaño mediano de California, el Silicon Valley Bank (SVB). Una entidad con apenas 40 años de vida y vinculada al sector de las tecnologías que había empezado a ver como, en un contexto de crisis de muchas de estas empresas y poca remuneración de los ahorros que estas compañías mantenían en ese banco, se producía una retirada masiva de depósitos.

El anuncio de una ampliación de capital elevó el miedo entre sus clientes y, para colmo, la entidad vio como perdía casi 2.000 millones al vender los títulos de deuda pública de EE UU que había comprado. Tal y como explica Olivia Feldman, del comparador financiero HelpMyCash, las últimas subidas de tipos de interés han hecho que “los títulos de deuda pública pierdan valor en el mercado secundario, lo que provoca que, si el banco tiene que venderlos para hacer frente a las demandas de liquidez de sus clientes, se generen pérdidas”. Así que, cuando los usuarios de SVB conocieron las noticias, hicieron lo mismo que los anteriores y retiraron sus fondos, lo que condenó al banco a la quiebra. 

Ante esta situación, la Casa Blanca actuó con rapidez. Joe Biden garantizó las cuentas pero con la novedad, respecto a 2008, de que la devolución no correrá a cargo del erario público, sino del Fondo de Garantía de Depósitos, al que los bancos privados están obligados a inyectar capital. Es la misma filosofía que se ha seguido para rescatar también al First Republic Bank por 30.000 millones de dólares. 

Credit Suisse

En el caso de Credit Suisse, se trata de una entidad que, como indica Cermelli, “llevaba dos años siendo un ‘zombie’”. En efecto, el banco suizo había salido tocado de la Gran Recesión, y su principal accionista, el Estado saudí, se había negado a aumentar su participación del 10% para salvar sus balances. “Credit Suisse arrastra múltiples problemas y ha cometido error tras error. Es un banco de inversión, y sus riesgos son mucho más elevados que los de la banca tradicional”, indica el profesor de Deusto Business School. Tras su caída en bolsa, el Banco Nacional de Suiza ha salido a su rescate asegurándole un préstamo de 50.000 millones de euros. 

¿Contagio?

A partir de aquí se inician las dudas. ¿Existe un riesgo de contagio al resto del sector? El miedo es, en muchas ocasiones, inherente al comportamiento financiero, y la caída de un banco, como se está apreciando ahora en EE UU, suele venir acompañada de otros casos similares.

“Si se van conociendo nuevos casos de quiebra de bancos, no cabe duda que se alimentarán las dudas sobre la posición financiera de cualquier banco, lo que podría llevar a retiradas de depósitos siguiendo un efecto ‘bola de nieve’”, indicaba esta semana Mikel Casares, profesor de Economía de la UPNA, en una entrevista al Grupo Noticias, en la que también subrayaba que “mientras las subidas de tipos no afecten sensiblemente al mercado hipotecario, no habrá una crisis global”.

“Nuestros ahorros no están en peligro siempre y cuando no vayamos todos corriendo a sacar nuestro dinero del banco”, añaden desde HelpMyCash. La banca europea activó exhaustivos test de estrés y exámenes periódicos para protegerse. En cualquier caso, todos apelan a vigilar de cerca lo que ocurre. La experiencia del pasado dicta las actitudes del presente. 

CRONOLOGÍA


  • 8 de marzo. Las autoridades de Silicon Valley Bank anuncian una ampliación de capital por 2.000 millones de dólares para cubrir pérdidas.
  • 9 de marzo. Los clientes del banco, el número 16 por tamaño de Estados Unidos, retiran masivamente sus fondos de las cuentas, lo que lleva a que los reguladores cierren la entidad.
  • 12 de marzo. La Reserva Federal anuncia que garantizará los depósitos hasta 250.000 dólares. Pero el 95% de las cuentas acumulan más de ese límite. Caídas en la bolsas al día siguiente.
  • 15 de marzo. Credit Suisse sufre un desplome del 25% en sus acciones. Arabia Saudí -máximo accionista a través de su banco estatal- deja caer a Credit Suisse. El Banco Nacional Suizo sale a su rescate con un préstamo de 50.000 millones.
  • 17 de marzo. El BCE, la Comisión Europea y el resto del sector insisten en que no hay riesgo de contagio al sistema financiero.