- El TD Systems Baskonia no es el equipo que cuente con un talento ofensivo impresionante, pero esa carencia de grandes argumentos para anotar con facilidad le ha conducido a elegir el camino del esfuerzo y del sacrificio defensivo. Lo aprendió en la fase final que le llevó en La Fonteta a su cuarto título liguero y con ese punto de partida ganador se ha trabajado durante toda la pretemporada para consolidar un bloque granítico con una mentalidad de llevar cada ataque del rival al límite. Hacerle una canasta a este equipo cuesta sangre sudor y lágrimas y ayer el Valencia sufrió esta agresividad hasta el extremo de desesperarse. Cuando las piernas llegan a tapar todos los espacios y los brazos ocupan todas las vías de pase, atacar, que debe ser el momento para la diversión, se convierte en una auténtica tortura. El cuadro taronja cometió hasta 22 pérdidas, forzadas por el sensacional trabajo defensivo azulgrana y señal muchas de ellas de la desesperación en la que llegó a caer por momentos el equipo valenciano ante semejante actividad.

Que Dusko Ivanovic haya depositado una confianza enorme en la figura de Pierria Henry y que su continuidad se sellase a pesar de las dudas que seguía despertando por sus lagunas en la dirección habla bien a las claras de cuál es el camino elegido. El base encarna la punta de lanza de la presión defensiva y representa a la perfección ese carácter guerrillero que el equipo ha asumido como seña de identidad. A pesar del aire de despiste que en muchas ocasiones parece transmitir, se trata solo de un tic. Su concentración es máxima en todo momento y esa capacidad para permanecer atento a todo lo que se mueve le conduce a ser un activo fundamental a la hora de forzar errores. Esa faceta no aparece reflejada en las estadísticas, pero la presión agobiante a la que somete Henry a sus pares y esas manos que no deja de mover a velocidad de vértigo provocan muchos fallos a los rivales. En su planilla aparecen cinco recuperaciones -fue el mejor en este apartado en la pasada Euroliga-, pero la incidencia fue mucho más allá de ese número.

Porque, además, el base cuenta con una serie de escuderos ideales para este trabajo. El de nuevo héroe Luca Vildoza es un claro ejemplo, con su capacidad para meter las manos y recuperar muchos balones, mientras que Rokas Giedraitis también suma en positivo en cuanto a perfil físico. En este apartado, la suma de los jóvenes Sander Raieste y Tadas Sedekerskis también supone una mejora importante. De físicos imponentes y velocidad de movimientos, los dos cumplieron a la perfección en el trabajo defensivo, con el estonio sumando cuatro recuperaciones al total de quince del colectivo.

Y si la pasada campaña el elemento diferencial en la pintura fue Ilimane Diop, la adquisición de Tonye Jekiri viene a sumar más potencia en ese sentido. Trabajo sucio a espuertas y mucha dureza; hasta desesperar al rival.