Compartiendo cartel con Maskak, el sexteto Sukena acude este jueves desde Oñati hasta la capital alavesa. El grupo, que fundaron las hermanas Naia y Eider Herraez en plena pandemia, acude a la sala Jimmy Jazz para protagonizar una noche en la que el espacio de la calle Coronación abrirá sus puertas a las 20.30 horas, quedando todavía alguna entrada disponible.
Acaba de salir un nuevo tema para empezar el año. ¿Eso significa que regresan al estudio y habrá nuevo disco este año o...?
–En el último tramo de 2024 hemos estado un poco de parón para crear y hacer canciones, pero por ahora ni siquiera nosotros sabemos si va a haber un disco. Nuestro plan es seguir creando mientras seguimos con los conciertos, que son momentos muy interesantes también para saber cómo se recibe lo que vamos haciendo. No hay fechas fijadas.
Lo cierto es que ‘Guztia gordetzea ezinezkoa da’ les ha dado no pocas alegrías desde su salida a finales de 2023.
–Estamos muy, muy contentos. Cuando salió, es verdad que en Oñati se recibió muy bien, pero pensábamos que no iba a ir más allá de eso. Pero con el boom de Oroitzen y del TikTok que se hizo viral, todo ha ganado mucho más recorrido. La verdad es que 2024 ha sido un año muy bueno. Nadie se esperaba que pasara esto y ha sido brutal.
Después de todo lo vivido en 2024, ¿hay un nivel de exigencia para 2025?
–No nos queremos imponer expectativas. Es mejor ver lo que pasa e ir fluyendo. Obviamente ahora hay otro nivel de compromiso porque hemos visto que el proyecto ha cogido forma y se ha convertido en algo, por así decirlo, más serio. Pero sin exigencias. Si ponemos que tenemos que cumplir unas expectativas determinadas va a ser peor. Es ir viendo lo que pasa y tranquilos.
El apoyo del público
¿Qué cree que le está enganchando a la gente de Sukena?
–Somos un grupo de jóvenes, de amigos, y creo que la gente se siente identificada. Estamos empezando y ni siquiera nosotros sabemos a dónde queremos llegar. Queremos pasarlo bien y ya está. La gente ve eso, percibe que somos naturales, que hacemos lo que nos sale y eso le gusta.
Claro que hay que montar un grupo con una hermana y en plena pandemia...
–(Risas) Es, como mínimo, diferente, sí. Mi hermana y yo tenemos una relación muy buena. Sabemos, además, cuándo estamos en casa y cuándo en el grupo. Intentamos separarlo, aunque a veces nos hemos llevado algún enfado de casa al ensayo. Pero bueno... El resto de la banda siempre lo entiende. Además, para mí, tener una banda con mi hermana está guay.
Pero con los confinamientos, restricciones... ¿no pensaron en tirar la toalla?
–Lo que pasa es que nuestro objetivo no era montar un grupo y triunfar... Hacíamos cover, los subíamos y no pensábamos si iban a gustar o no. Vimos que sí, que a la gente aquello le gustaba y fue cuando dimos el siguiente paso.
Conformar el proyecto
Y metieron a otras cuatro personas en el proyecto.
–Empezamos haciendo versiones y luego comenzamos a crear nuestras canciones... pero es que no hemos ido a clase de guitarra o de... todo ha sido muy autodidacta. Y llegó un momento en el que vimos que necesitábamos a personas que nos ayudaran a ir más allá. Al final, somos de un pueblo pequeño, así que siempre hay un amigo de no sé quién que sabe esto o lo otro, y así nos juntamos seis personas.
El futuro ya dirá, pero de lo vivido hasta ahora, ¿qué está siendo lo mejor?
–Lo mejor es que estamos teniendo muchas oportunidades. Somos un grupo joven que acaba de empezar, y resulta que la gente te dice de ir a no sé dónde a tocar, de llevarte a un festival, de... nos hace mucha ilusión. Nuestro objetivo es actuar y conseguir tocar con Sukena en el mayor número de sitios posible. Por lo menos, queremos que la gente nos conozca. Luego ya, si le gusta o no...