Conformar un coro ciudadano de 120 voces. Es el reto que se ha marcado Euskadiko Orkestra para los conciertos que, dentro de su temporada de abono, va a ofrecer a mediados de este mes tanto en el Euskalduna bilbaíno como en el Kursaal donostiarra. Más de 5.000 personas se han apuntado para participar en esta aventura, aunque han sido muchos menos los elegidos, claro. Un plantel final en el que hay siete personas que acuden desde tierras alavesas: Amaia Intxaurregi, Eduardo Ruiz, Braian Porta, Nekane Vallejos, Miguel Ángel Otazu, Joseba Gerediaga y Javier Yrazu.

Desde hace ya unas semanas, cada miércoles su destino es la sede de la sinfónica en Miramón. Seis de ellos acuden juntos en el mismo vehículo. “Sarna con gusto no pica. Ir a Donostia no supone nada y el viaje es muy ameno. Además, hacemos los gastos a medias y ya está” explica Gerediaga, que vive en Ordoñana.

Desde tierras alavesas son siete las personas que están tomando parte en esta experiencia, acudiendo a Donostia una vez por semana

Bajo la dirección de Gorka Miranda, el trabajo está siendo intenso y gratificante al mismo tiempo. “Se le nota la experiencia que tiene. Es una persona con mucho humor y también exigente. Matiza muchísimo pequeños detalles, no se conforma con cualquier cosa. El nivel es muy alto, pero hay mucha delicadeza y mano izquierda en el trato”, apunta, desde Mendiguren, Yrazu.

La propuesta

Abestu Euskadiko Orkestrarekin, que es como se ha bautizado la incoativa, se estrenará con un programa denominado Glanert / Brahms bajo la dirección de Christoph-Mathias Mueller. Los conciertos se celebrarán los días 13 y 17 en el Kursaal y el 15 en el Euskalduna contando con la participación del Coro Easo y esta agrupación ciudadana. En sus manos estará la interpretación de Va, pensiero (Nabucco) y del Coro di Zingari (Il Trovatore), ambas de Verdi, y de Maite, de Sorozábal.

“Espero que el público vea que personas que no somos profesionales podemos dar un nivel y que eso les anime. Yo creo que la gente va a disfrutar”, describe Vallejos, quien acude a los ensayos desde Agurain. Lo cierto es que entre ellos hay quien ya ha actuado en ocasiones anteriores con orquesta. De hecho, en algún caso con la propia Euskadiko Orkestra. “Es una experiencia impresionante”, subraya el gasteiztarra Otazu, que es de los que ya tiene su currículum en estas lides.

“El ambiente está siendo muy bueno” dicen quienes acuden desde Álava para sumarse a una agrupación coral dirigida por Gorka Miranda

Bueno, en realidad, los cuatro cuentan ya con un camino recorrido en formaciones como la Manuel Iradier, Araba, Kataliturri, Samaniego, Joyful Gospel Choir... Desde ese interés por cantar y por disfrutar compartiendo música, afirman que no dudaron en apuntarse cuando salió la oportunidad de acudir a la llamada de la sinfónica vasca. Aunque en el caso de Yrazu, fue su pareja la que dio el paso en su nombre: “Estoy en ese momento de mi vida en el que no quiero desaprovechar ninguna ocasión interesante”, sonríe.

Aprendizaje

Acudir a un coro que se crea de la nada y ponerse en manos de un director con el que hasta ahora nunca se ha trabajado. Se dice en pocas palabras, pero en la práctica supone un esfuerzo considerable. Sin embargo, ninguno de los cuatro se lo toma así. Al contrario, en sus palabras solo hay frases de agradecimiento por la experiencia y de puesta en valor del aprendizaje que está suponiendo la aventura.

“La experiencia está siendo muy bonita. Lo primero porque con la gente que somos de Álava hemos hecho un grupo muy majo. Y con la gente allí... es que estamos todos por la labor, todos contentos, todos queriendo aprender. Además, Gorka lo está haciendo maravillosamente bien. Nos está metiendo a todos en el redil de una manera increíble”, comenta Otazu, al tiempo que dice, riendo, que el director “ha conseguido conmigo algo que no ha hecho casi ningún otro director y es que me aprenda tres canciones de memoria”. 

Gorka Miranda dirigiendo uno de los ensayos Javier Colmenero

“Son partituras que ya he interpretado y conozco. La forma de cantar es lo diferente. La manera de expresar es lo que cambia. Eso es lo fantástico de esto. Aprender nuevas cosas es buenísimo”, añade Gerediaga. Miranda “nos está aportando mucho conocimiento”, señala Vallejos, quien tiene claro que esta vivencia “me está aportando muchas cosas a nivel personal”.

El encuentro

Son ya siete los ensayos realizados. Ahora queda la cuenta atrás. Hay que pulir los últimos detalles. Toca hacerlo con unos compañeros y unas compañeras llegados de otros territorios con los que se está estableciendo una relación especial. “Soy tenor y con los compañeros que tengo alrededor hemos ido haciendo relación. La acogida está siendo fabulosa. Es que los compañeros de Gipuzkoa te dan las gracias por ir. Eso ya te lo dice todo”, describe Otazu. 

Parte de los participantes durante un ensayo Javier Colmenero

“Allí encuentras a gente con la misma ilusión, personas de todas las edades y de diferentes procedencias, también culturales y musicales. El trato es fabuloso, las instalaciones son buenísimas, el personal que nos atiende está muy bien formado y tiene una experiencia máxima. Hay un punto de exigencia pero siempre con mano izquierda”, dice Yrazu, quien echa de menos en Vitoria tanto instalaciones para poder actuar con un proyecto así como “que nos apoyen y nos potencien”

Con todo, cada vez está más cerca el encuentro con el público. “La orquesta ya sabemos que lo va a hacer bien. ¿Nosotros? Yo creo que también. Lo que espero es que seamos capaces de cumplir con lo que Gorka quiere”, apunta Gerediaga. “Después de tantos ensayos, creo que todavía se puede hacer mejor y que mejoraremos en lo que nos falta de ensayar, pero creo que el nivel que estamos consiguiendo es muy alto para ser amateurs. Además, a eso habrá que sumarle Euskadiko Orkestra”, concluye Yrazu.