Han pasado 12 años desde que Joxerra Melguizo (Vitoria-Gasteiz, 1968) expuso por última vez. 12 años después, el artista gasteiztarra vuelve a reencontrarse con el público de la capital alavesa en una exposición en la que muestra su última década de creación. Refugios-diarios (lerro galduak) estará en el museo Artium hasta el 9 de febrero de 2025.

Han pasado 12 años desde su última exposición. ¿Qué ha motivado este silencio?

La última exposición, Noraezean, fue en Valencia en 2012. Luego me mudé a vivir a un pueblo en el que rehabilitamos un caserío, abandoné la docencia, me centré más en la crianza que en la creación. Me convertí en un amo de casa, los hijos, el hogar, la huerta, los cuidados... Digamos que tenía otras preocupaciones en esos momentos. No tenía una necesidad de andar haciendo. A su vez hubo una serie de circunstancias, como el cierre de la galería Trayecto, con la que llevaba trabajando desde hacia más de 15 años, fallecimientos, un descontento con el mundillo del arte... que me llevaron a bajarme de ese tren. Pero cuando te apeas, el tren sigue su camino y no vuelve a buscarte. Me di cuenta de que en cuanto te desconectas un poco, se olvidan fácilmente de ti.

Aun así, no dejó de trabajar, prueba de ello es esta exposición que recoge trabajos suyos hechos en su taller desde 2015. ¿Cómo fue ese momento, tras el parón artístico, de volver a crear?

Tras dos o tres años sin ninguna necesidad de formalizar piezas, la mente sigue ahí trabajando, pero no tenía la necesidad de hacer. Empecé a trabajar siguiendo la frase de Oteiza: El arte es para alguien que quiere vivir y no sabe. En esos momentos me encontraba así. De hecho empecé a trabajar con el dibujo y la pintura, cosa que hasta entonces no había hecho. Me licencié en Bellas Artes en la especialidad de pintura, pero yo no había seguido pintando desde entonces. Siempre he trabajado más la foto, la instalación o el vídeo, esta vez era un trabajo que a veces me reconfortaba y otras veces me creaba dudas. Me dedicaba a dibujar sobre tableros de madera con lápices, a ese proceso lo llamé Comiendo lápices, porque desgastaba uno tras otro. Y así empecé de nuevo, comiendo lápices. 

Joxerra Melguizo en su estudio trabajando en 'Refugios - diarios (lerro galduak)' Cedida

¿Cómo han sido estos 12 años de trabajo sin saber si llegaría a exponerse?

Ha sido diferente. He ido trabajando porque la cabeza me lo pedía. Ha sido ir haciendo sin saber si lo iba a enseñar. Lo definiría como incertidumbre. Al final esta exposición son muchas obras que hace años aparté y las volví a retomar con motivo de la muestra. Es el trabajo del día a día, por eso se titula Refugios - diarios, refugios porque habla de la idea de refugio, como ese lugar tanto mental como físico que necesitaba, un lugar donde día a día meterme a trabajar, a hacer, a estar haciendo y ese refugio lo encontré en el estudio.

"Ha sido muy bonito reencontrarme con gente que llevaba mucho sin ver y volver a sentir que la gente conecta con mi obra"

Viendo el resultado final de la exposición, ¿cómo describe ‘Refugios - diarios’?

Yo lo concibo como un diario, en vez de ser un diario escrito, es un diario plástico donde hay un montón de interconexiones, conexiones de piezas entre sí, sin ningún tipo de orden ni cronología. Son un total de 840 piezas colocadas en un mural de 30 metros de largo y 4 de alto, en las que recojo pensamientos diarios, referencias al mundo del arte, grupos de música, recortes de periódicos, conflictos y genocidios como el de Gaza, hablo de lo íntimo, del deseo… hay de todo. Al final es un trabajo del día a día. 

En la exposición el público encuentra unas cintas pintadas colocadas en vertical. ¿Qué significan estas líneas?

Las cintas de carrocero son lo sobrante, el resto, el despojo. A la hora de pintar las líneas en las piezas que ahora hay colocadas en el mural, utilizaba estas cintas y luego las quitaba. La verdad es que sufro un poco el síndrome de Diógenes y en vez de tirar las cintas después de usarlas las iba colocando en el techo del taller. Y al final han acabado siendo parte de la obra.

Joxerra Melguizo en la exposición 'Refugios - diarios (lerro galduak)' en Artium Nagore Abasolo

Antes de entrar a ver la obra las personas que visiten la muestra se encuentran una vitrina llena de folletos de su primera galería de arte, la Galería CM2, que abrió en 1992. ¿Qué papel jugó este proyecto en su formación?

Yo buscaba un espacio donde exponer y fomentar la acción artística. Por aquel entonces en Gasteiz no había apenas espacios y junto con Carmen López Castillo y mi hermano Emilio empezamos este proyecto. Al poco de inaugurar nos visitó Oteiza. Mi compañera Ana Arregi estaba haciendo un trabajo sobre César Vallejo que le interesó muchísimo a Oteiza y a raíz de eso entablamos una larga amistad. Fue un espacio totalmente independiente, sin ayudas institucionales, era el Do It Yourself de finales de los 80. Funcionó durante 5 años e hicimos una treintena de exposiciones, muchas de ellas de artistas recién empezados, y un ciclo de conferencias sobre Oteiza, por el que pasaron Xabier Saénz de Gorbea, Roberto Ercilla, Félix Maraña, Jorge G. Aranguren y Pedro Manterola. Pero luego la galería se inundó y tuvimos que cerrar.

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En imágenes: El artista vitoriano Joxerra Melguizo expone en Artium Jorge Muñoz

Después de CM2. ¿Cómo siguió su desarrollo como artista?

Al año de cerrar CM2 contactaron de la galería Trayecto conmigo y estuve trabajando con ellos hasta 2014. Aún así esta es la primera exposición individual que hago en un espacio público y es muy especial para mí.

Joxerra Melguizo en la exposición 'Refugios - diarios (lerro galduak)' en Artium Nagore Abasolo

Vuelta a encontrarse con el público

Varios días después de inaugurar, con la resaca emocional todavía, ¿cuáles son sus sensaciones tras reencontrarse con el público?

Pues tras 15 días encerrado en el museo montando todo, ver el resultado final me reconforta. Por cierto, agradecer a todo el equipo del museo, de montadores, y en especial a Enrique Martínez Goikoetxea, que, junto a Beatriz Herráez han sido los comisarios de la exposición, que ha estado los 15 días al pie del cañón conmigo. Tenía el gusanillo de volver a exponer. Ha sido muy bonito reencontrarme con gente que llevaba mucho sin ver y volver a sentir que el público conecta con mi obra.

¿Cómo surgió la idea de la exposición?

Beatriz Herráez, directora de Artium, me llamó para una conferencia hace cinco años. Posteriormente fue haciendo visitas al estudio y finalmente a darle forma a la exposición con todo el material que tenía hasta entonces. Beatriz Herráez ha sido la única persona que en estos años se ha acercado al estudio. Como decía antes, en el mundo del arte, si te desconectas, se olvidan de ti fácilmente.

"Son un total de 840 piezas colocadas en un mural de 30 metros de largo y 4 de alto, en las que recojo pensamientos diarios, referencias a otros artistas, grupos de música, recortes de periódicos…"

En imágenes: El artista vitoriano Joxerra Melguizo expone en Artium Jorge Muñoz

‘La medida del espacio III’, de 1997, está visible en la exposición. ¿Cómo surge meter una obra de hace décadas en la muestra?

Fue idea de Beatriz meter esta obra, porque le parecía una pieza muy interesante y que a pesar de ser una obra de hace 27 años, seguía teniendo plena vigencia y enlazaba totalmente con las otras líneas que hay en la exposición. Se trata de una estancia poblada por decenas metros de carpintero, de los de madera, colgados del techo con hilo de pita a distintas alturas. Metros que dibujan líneas de monte, que se multiplican y forman paisajes. Sobre ellos se proyecta un video con paisajes, y sobre el propio paisaje proyectado aparecen las líneas de las sombras de los metros que redibujan el paisaje. Es una pieza pensada para que el espectador se introduzca en ese laberinto de metros.

En imágenes: El artista vitoriano Joxerra Melguizo expone en Artium Jorge Muñoz

Todos estos años, se ha dedicado más a la fotografía, instalaciones… ¿A qué se debe este cambio a la pintura? 

El cambio vino al ponerme a comer lápices. Empecé con el grafito, los lápices de colores, pasé al acrílico… Muchas de las piezas siguen partiendo de fotos, de imágenes, después las pintaba, las trabajaba mediante técnicas como el transfer, dibujaba encima... Hay imágenes que están tratadas muchas veces mediante veladuras, tachando… Me interesa mucho el proceso, el proceso de trabajo, el work in progress. Muchas de las obras no se sabe si están acabadas o no, pero me interesa más el proceso que el resultado final. Esto es algo que extrapolo a mi día a día, en el monte me gusta más deambular por el bosque que tocar cima. En el arte igual, eso no significa que de vez en cuando la cima sea muy gratificante...

Entre jóvenes y nuevas tecnologías

Ha trabajado muchos años como docente, dando clases y talleres a gente joven. ¿Cree que se deberían de impartir más asignaturas sobre arte?

En educación habría que hacer más cosas. Sé que es muy difícil, pero para fomentar más la creatividad, hay que salirse de las enseñanzas típicas. Hay en ikastolas donde sí se están empezando a hacer más cosas, por ejemplo hay en algunas en las que todos los alumnos, desde los de Primaria hasta los de Bachiller, durante todo el año trabajan en un proyecto sobre un artista, pero eso conlleva que todos los profesores se tengan que implicar y en muchas ocasiones es el propio personal docente el que no quiere implicarse. Todo lo que sea sacarlos de su zona de confort cuesta mucho.

Joxerra Melguizo en la exposición 'Refugios - diarios (lerro galduak)' en Artium Nagore Abasolo

¿Cree que las nuevas tecnologías son una herramienta propicia para acercar a las nuevas generaciones al mundo del arte o al contrario, para alejarlas?

Creo que todas las herramientas están bien si sabes utilizarlas. Por ejemplo, mi hijo hace unos dibujos con la tablet que a mí me cuestan el doble de trabajo hacerlos a mano siendo el resultado, en ocasiones, parecido. El problema es el tiempo que se pierde hasta llegar a eso: el despiste, lo fácil que es despistarse. Si en vez de crear te pasas el día viendo tonterías, es tiempo que pierdes. Sin embargo, creo que no se debería perder la esencia de coger un lápiz y pintar. Aunque el uso de herramientas esté bien, hay que fomentar el uso de la mano y el lápiz, tanto para dibujar como para escribir. Y yo lo veo en mis hijos, el disfrute que tienen dibujando con un lápiz, que te equivoques y tengas que borrar o empezar de nuevo y no que con un click se borra y desaparece. Está bien equivocarse, de los errores se aprende mucho.

Como artista contemporáneo, ¿cree que la gente sigue yendo tanto a los museos y galerías de arte como por ejemplo, cuando abrió CM2?

Por una parte hay mucho más turismo cultural ahora que antes. Pero es eso, turismo cultural. Y se ejerce sobre ciertos museos estrella. Si me preguntas por Artium, creo que durante años ha sido considerado el museo de Vitoria, de Álava y no es así. Es el Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco, y eso la gente lo tiene que interiorizar de una vez, lo que pasa es que el desafortunado nombre que le pusieron, Artium tampoco ayuda mucho… Las galerías de arte y los museos nunca han sido espacios de gran público. Y no pasa nada. Me explico: lo que no podemos es estar midiendo la calidad de un museo o de sus exposiciones por la cantidad de personas que lo visiten. No puedes estar nunca buscando rentabilidad en la cultura. La cultura no debe trivializarse convirtiéndola en un mero objeto de consumo.

Joxerra Melguizo en la exposición 'Refugios - diarios (lerro galduak)' en Artium Nagore Abasolo