Clara Peya se adueña de un Principal con ganas de más
La pianista y compositora catalana desgrana sobre las tablas del centenario teatro su álbum ‘Corsé’
Desde la puesta en marcha el pasado lunes de la cuadragésimo séptima edición del Festival de Jazz de Gasteiz, el cartel del Principal ha estado marcado por la presencia de mujeres artistas y compositoras con estilos y propuestas bien diferentes. El camino lo ha completado esta tarde –viernes y sábado, son ellos los protagonistas– Clara Peya, cuyo concierto era uno de los que muchos tenían marcado en rojo antes de comenzar el certamen precisamente por ser el que más se podía salir del guion previsto.
Bares y clubs, escenarios obligados
La compositora y pianista catalana se ha presentado por primera vez en el evento con su último proyecto, un Corsé imposible de replicar en directo puesto que la lista de colaboraciones con las que cuenta es tan importante como larga. Aún así, la esencia y la huella de este disco ha quedado bien patente en un concierto que a buena parte de los presentes se les ha quedado corto.
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Mucho con muy poco
Más allá de etiquetas, de si jazz, de si... la creadora ha llevado a los presentes por un camino en el que hablar de lo íntimo, de la imperfección, de la belleza, en definitiva, del ser humano con todo lo que conlleva. Todo ello con muy pocos elementos (la electrónica jugó aquí su papel), con lo justo para estar presentes pero dejando que la música hablase por sí misma. Bueno sin perder de vista el trabajo de iluminación de todo el montaje.
El Festival de Jazz se llena de reencuentros y estrenos esperados
Con el calor que ha hecho fuera del centenario teatro, la frescura, la cercanía, la intensidad y la poética ha sido cosa de Peya y quienes la han acompañado sobre las tablas, destacando el papel de las voces de Carmen Aciar y Aina Zanoguera.
Poco a poco, casi sin darse cuenta, el Principal se ha asomado al final de la cita, de un concierto al que el teatro ha ayudado con esa atmósfera íntima que siempre se genera en él. En él, la creadora ha desplegado su particular universo, ha reivindicado la creación en colectivo, ha mostrado su rechazo la situación que vive el pueblo palestino, ha apuntado que su número preferido es el 6 y ha hecho gala de un poco de euskera.