Hora de volver a casa. Por fin. Tras dos jornadas con la programación del Festival de Jazz de Gasteiz sin pisar su sede de referencia, este miércoles tocó regresar a Mendizorroza. Además, siendo el primero de los protagonistas del cartel un gasteiztarra de nuevo en su ciudad natal. Pablo Martín Caminero fue el encargado de poner los primeros sonidos, para dar paso después a Terri Lyne Carrington. En definitiva, dos propuestas diferentes en formas y fondos pero que terminaron por casar mejor de lo esperado.
En un polideportivo en el que se notaba el intenso calor que parece va a acompañar estos días al certamen, fue el contrabajista vitoriano el encargado de subir el simbólico telón, además con un formato muy especial. Junto a él, esos dos compañeros de viaje que nunca fallan, el baterista Borja Barrueta y un Moises P. Sánchez que es un regalo cada vez que se pone frente a un piano. La propuesta tenía su aquel porque la música de Martín Caminero se presentaba esta vez arropada también por los componentes de la alemana NDR Bigband.
Como dijo el alavés en una entrevista para este periódico, el encuentro con esta formación es como “escuchar mi música con esteroides”. Así quedó patente en el polideportivo, más allá de que fue curioso compartir ese maridaje singular que resulta de unir a un instrumentista que camina por el jazz y el flamenco con el arrope de una agrupación que procede de Hamburgo. Lo que no une la música...
Acierto, clase y talento. Cuando estas tres sendas se funden en una, nada puede salir mal. Así lo disfrutó un Mendizorroza que contó con visitantes ilustres como Clara Peya y Baldo Martínez o los hermanos Andino. Un pabellón en el que músicos y espectadores sudaron de lo lindo. Con todo, Martín Caminero desplegó sus creaciones y ese carácter cercano y simpático que le caracteriza. En enero, esta colaboración se grabará en disco. Ojo.
Cambio de rumbo
Tocó el momento del descanso, del cambio de escenario, de tener una veintena de personas sobre las tablas a solo cinco. El rápido y eficaz trabajo de los técnicos, ese bien nunca suficientemente valorado. Llegó entonces el momento de Terri Lyne Carrington y la doble sesión tomó otra senda.
La infatigable artista está embarcada en un proyecto tan necesario como infinito. New Standards Vol. 1 es solo un inicio dentro de ese objetivo de recuperar y dignificar el papel de la mujer compositora dentro del jazz. Con este álbum como referencia -aunque no solo-, la baterista, productora, creadora y cantante regresó al polideportivo en formato de cuarteto, sin perder de vista la presencia de la bailarina y rapsoda Christiana Hunte.
Con estos ingredientes, el polideportivo se sumergió en un concierto que respondió a la variedad de creadoras reinterpretadas por Terri Lyne Carrington, y en el que la poesía y la danza tuvieron su papel. Eso hizo que la diversidad fuera una constante en el recital. Alrededor de la medianoche, tocó recoger, eso sí, con el buen sabor de boca que dejó esta primera doble sesión.