- El lunes (domingo en Estados Unidos) estrena en Movistar Series Penny Dreadful: City of Angels, una temporada con “un fuerte componente social”. Cabezas (Sevilla, 1976) ya dirigió algunos episodios de la primera temporada de la serie de misterio sobrenatural creada por John Logan para Showtime y que estaba ambientada en Londres, pero en esta segunda es él quien señala el camino a seguir al resto de directores, en una ciudad de Los Ángeles marcada por el contraste entre las tensiones sociales y el glamour de la edad dorada de Hollywood, en el año 1938. El estado de alarma decretado para contener la expansión del coronavirus le ha pillado al director de Adiós -película que acaba de aterrizar también en plataformas- leyendo guiones y pensando en futuros proyectos. “No creo que el coronavirus tenga el poder de acabar con la ficción”, afirma en una entrevista telefónica.
¿Cómo aprovecha el tiempo estos días?
—He hecho una locura, puse un tuit pidiendo que me enviaran guiones para leer y me han llegado como 350. Estoy empezando a leerlos, hay de todo, pero me pareció una buena ocasión para abrir las puertas a la gente a la que le cuesta entrar en la industria.
La nueva ‘Penny Dreadful’, que estrena el lunes Movistar+, se desarrolla en Los Ángeles. ¿Cómo condiciona el cambio de ciudad a la trama?
—No sólo es la ciudad, sino la sociedad del momento, esta temporada tiene un componente muy social, habla de dos familias, una alemana y una latina, pero también hay dos seres sobrenaturales, la Santa Muerte y Magda (Natalie Dormer de Juegos de Tronos) que son los guardianes de la Humanidad. También hay nazis, es una mezcla explosiva pero que finalmente habla de la condición humana.
Es una serie fantástica en la que lo real tiene mucho peso, con temas como el racismo o la diferencia de clases. ¿Con qué conectó más?
—Muestra un mundo muy dividido. Yo conecté muy bien con la familia latina que vive marginada, son cosas que me llegan porque vengo de un barrio humilde. Me empeñé en que todas las secuencias de esta familia fueran lo más creíbles y vivas posibles y no de cartón piedra como ocurre en algunas películas clásicas.
En esa familia hay dos hermanos, uno de ellos, el protagonista, es el detective Tiago Vega (Daniel Zovatto), que tiene dos modos opuestos de afrontar la injusticia.
—Es la clásica disyuntiva sobre si cambiar el mundo desde dentro o desde fuera del sistema.
¿Y usted de qué lado está?
—Yo siempre desde dentro, la violencia solo genera violencia, no sirve para cambiar las cosas. Por otro lado siempre me he considerado una especie de perro verde del sistema, un outsider, ya sea el sistema de cine español o de Hollywood, una especie de pequeño anarquista que rompe reglas.
El primero de los dos capítulos de ‘Penny Dreadful’ que dirige es casi una película, sucede de todo. Supongo que ha sido un reto.
—Me gustaba mucho eso, la cantidad de cosas que pasan. Las teles tienden a hacer pilotos más conservadores, de presentación de los personajes y poco más. Aquí hay grandes tragedias y secuencias complicadísimas, como el fuego inicial en el campo o la escena final, con la Santa Muerte y Magda cara a cara, que fue muy difícil de rodar pero es uno de los planos más bonitos que he filmado nunca.
Los Ángeles ha cambiado mucho desde 1938, ¿tuvieron que recrear muchos lugares?
—Hemos tratado de ser muy fieles a la realidad. Por ejemplo hay una plaza, Pershings Square, donde los nazis hacen un discurso, que tuvimos que recrear por completo digitalmente, con fotos de la época. El Ayuntamiento sí es el mismo. Para el barrio latino usamos los estudios de Melody Ranch, donde John Wayne rodó muchos westerns clásicos.
‘Into the badlands’, ‘El alienista’, ‘Fear the walking dead’, ‘American Gods’, son sólo algunas series en las que ha trabajado en los últimos años. Y aún tiene tiempo para hacer un ‘podcast’ de entrevistas sobre cine, ‘Casa Paco’.
—Ahora he tenido que parar porque no me gusta hacerlas por Skype, pero sí, cuando ruedas tanto en tan poco tiempo a veces te olvidas de por qué haces esto, y hablar con otros profesionales me ayuda a poner un punto y aparte y a pensar en por qué contamos historias. Y supongo que también soy un poco culo inquieto.
Su siguiente proyecto ya tiene título, una película llamada ‘Cat in a box’.
—Es una película de robos que he escrito con Sam Rockwell de protagonista, un estilo Ocean’s Eleven. Llevo unos años tratando de hacerla y ojalá salga adelante. El mundo del cine independiente es muy complicado, probablemente antes de financiar esta película me ofrecerán 27 series más.
El parón por la crisis del coronavirus se ha producido en un momento muy positivo para la industria audiovisual, de mucha actividad. ¿Cree que se va a recuperar?
—Lo que está pasando es una tragedia, pero a nivel industrial soy optimista y pienso que no va a frenar el barco. Ahora mismo en Estados Unidos hay tanta competencia, con Apple, Peacock, HBO, Netflix y una obsesión por encontrar el siguiente Juego de Tronos que no creo que este parón vaya a cambiar las cosas. Puede que en un futuro haya una saturación y las series vayan cayendo de forma natural, pero de momento no creo que el coronavirus tenga el poder de acabar con la ficción.
“Siempre me he considerado una especie de perro verde del sistema, un ‘outsider’, ya sea del cine español o de Hollywood”