Nos queda por delante un Tour apasionante después de lo que hemos vivido en el Puy de Dôme. La igualdad entre Vingegaard y Pogacar es máxima. Están muy parejos y ninguno de los dos ha tenido un día malo en lo que va de carrera. Era un examen importante el de Puy de Dôme, donde Pogacar ha logrado quitar algo de tiempo al líder. El esloveno ha restado desventaja en las dos últimas llegadas de montaña, pero está por detrás del danés por la renta que Vingegaard obtuvo en el Marie Blanque. Sigo pensando que este Tour, por recorrido, es mejor para las características de Pogacar, pero los dos están muy igualados y salvo que alguno de ellos tenga un mal día, creo que estarán peleando mano a mano hasta el final. En ese sentido, tenemos mucha suerte. El Tour está muy vivo. Más allá del duelo entre los dos, la pelea por el podio se está aclarando en favor de Hindley. Mikel Landa tiene que olvidarse del podio porque está imposible. Está a demasiada distancia. Tiene que correr de otra manera en lo que resta de Tour. Landa necesita coger una escapada en un día de alta montaña. Tendrá libertad. Pello Bilbao creo que también tiene que buscar su oportunidad. En el Tour pesa más ganar una etapa que hacer un top-ten. Creo que ambos deben plantearse así lo que resta de carrera. En cuanto al vencedor de la etapa, Michael Woods lo ha hecho de lujo. Es un escalador puro y eso se nota. Ha gestionado mejor que nadie la subida. Jorgenson ha estado cerca, pero el tramo final del Puy de Dôme se le ha hecho durísimo. En puertos tan exigentes, se nota mucho la diferencia entre un clasicómano como Jorgenson y un escalador como Woods. Sólo por el peso, la diferencia es notable. Toca día de descanso antes de encarar la segunda semana de un Tour apasionante.
El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk.