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Kosner Baskonia 85 - AS Mónaco 73

El Baskonia se agiganta ante el Mónaco (85-73)

Agarrado a su firmeza defensiva y la inspiración de Forrest y Luwawu-Cabarrot, el conjunto vitoriano cosecha otra incontestable victoria en el Buesa

Todas las imágenes del Kosner Baskonia - AS MónacoJorge Muñoz

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Arropado por los suyos, el Kosner Baskonia se siente prácticamente inexpugnable. Cualquier rival, por opulento que sea, sufre lo que no está en los escritos en el Buesa Arena y el glamuroso Mónaco no fue una excepción tras una velada dominada de cabo a rabo por los alaveses. El cuadro del Principado también probó el miércoles la medicina azulgrana en un partido notable en líneas generales, salvo una pequeña desconexión en el tercer cuarto que alimentó un efímero sueño de remontada en las aletargadas filas monegascas.

Vistoso y rocoso a partes iguales, el Kosner Baskonia sumó una victoria indispensable para seguir con un mínimo halo de vida en la Euroliga. La asignatura pendiente, eso sí, sigue concentrada en los desplazamientos para que alegrías de este calado adquieran una mayor repercusión a nivel clasificatorio. Este viernes llegará otra oportunidad en el Palau Blaugrana ante un anfitrión sumergido en un dulce momento como el Barcelona. No es el mejor escenario para cambiar la pésima dinámica a domicilio, pero algún día tendrá que revertirse el signo de los acontecimientos.

Todas las imágenes del Kosner Baskonia - AS Mónaco

La tropa vitoriana se complicó mínimamente la existencia tras facturar una máxima ventaja de 16 puntos al comienzo del tercer cuarto (54-38). El castillo de naipes amenazó con desmoronarse tras un preocupante parcial de 0-14 que coincidió con la presencia de Trent Forrest en el banquillo. Recuperado de su lesión muscular, el base estadounidense vuelve por sus fueros y se ha convertido otra vez en el gran mariscal de campo que todo el mundo conocía antes de quedar fuera de combate en París. Le ayudó un equipo esforzado atrás que redujo a las grandes amenazas del Mónaco y protagonizó fases de indudable inspiración ofensiva.

Spanoulis y los suyos se estrellaron ante el muro de hormigón de un Kosner Baskonia casi siempre con ventajas holgadas en el marcador

Y todo ello con un espectador de lujo como Markquis Nowell, fuera de los doce elegidos ante el combinado del Principado y a quien tanto Galbiati como el club están enseñando la puerta de salida pese a su contrato garantizado hasta el final de la campaña.

Generosos en el esfuerzo

Spanoulis y los suyos se estrellaron ante el muro de hormigón de un Kosner Baskonia casi siempre con ventajas holgadas en el marcador y que, un día más, vivió de la magia de Luwawu-Cabarrot con siete puntos decisivos en el cuarto final. Tampoco hubo que lamentar la prematura eliminación de Howard en el minuto 34 tras una quinta falta que casi nadie vio en el Buesa Arena. La velada dejó el testimonial debut del rocoso Omoruyi, bastante perdido sobre la cancha y con un marcado perfil defensivo que, al menos, permitió sumar una rotación más en el puesto de cuatro.

El Baskonia no se amilanó en ningún momento ante un visitante tan físico como el Mónaco que siempre acostumbra a poner un alto listón a nivel de contactos. La intensidad defensiva acreditada por unos y otros motivó que el marcador no se moviera en exceso en el arranque. Tras una buena carta de presentación en el partido en forma de varios tapones de Radzevicius o Forrest, la escuadra de Galbiati le cogió el pulso a la velada e impuso la fortaleza de sus grilletes defensivos. No en vano, consumados anotadores como James –que despertó del letargo más adelante tras ganarse una técnica debido a sus protestas– o un irreconocible Mirotic estuvieron bien contenidos por la defensa alavesa.

El Buesa Arena entró en erupción en varios momentos de la noche ante la generosa entrega de un Baskonia que se dejó la vida en el empeño de tumbar al Mónaco. Ese espíritu indomable fue encarnado por jugadores omnipresentes como Kurucs –un gladiador en la pelea por el rebote ofensivo–, Radzevicius, autor de canastas de indudable mérito que sostuvieron los sólidos cimientos locales, o incluso Diop, cuyas prestaciones fueron muy superiores a las de Diakite en la zona. El Mónaco se agarró en primera instancia al talento de Okobo para no irse de un partido de trazos siderúrgicos y más adelante del irreverente James. Sin embargo, nunca encontró rendijas para meter el miedo en el cuerpo al Baskonia, que finaliza la jornada a tres victorias de la décima plaza y no quiere renunciar a sus esperanzas de apretar a los mejores en esta Euroliga salvaje.