Salvo giro ciertamente inesperado o que algún gigante de la Euroliga ponga mucho dinero encima de la mesa, Trent Forrest es uno de los seis jugadores de la pasada temporada que arrancará este próximo miércoles la pretemporada con el Baskonia a las órdenes de Paolo Galbiati.
El estadounidense iniciará su segundo curso en Vitoria brindando así un mínimo de estabilidad a un puesto sometido a excesivos vaivenes en Vitoria en los últimos tiempos. De hecho, se convertirá en el primer base titular del Baskonia en disputar dos ejercicios consecutivos como azulgrana desde el año 2021.
Los cambios en el uno han sido numerosos sin que ello haya favorecido al Baskonia. Ya sea por la insatisfacción de las altas esferas con el rendimiento de varios directores que no cuajaron (Heidegger, Mannion, Jaramaz, Chiozza...) o las suculentas ofertas que hicieron inviable la continuidad de otros que sí fueron capaces de rayar a un espectacular nivel (Thompson o Miller-McIntyre), ningún base ha completado más de una temporada en el Buesa Arena en estos cuatro años.
En el caso de Forrest, como sucede siempre con cualquier jugador susceptible de dejar dinero en caja, el Baskonia ha estado abierto a escuchar ofertas por él durante este verano sin que los cantos de sirena procedente del Olympiacos o Fenerbahce haya finalmente cuajado.
De menos a más el pasado curso
Es por ello que el de Alabama será el encargado de llevar la manija del Baskonia en la campaña 2025-26. Con un año de adaptación al baloncesto europeo y a la capital alavesa, las expectativas son ambiciosas con un timonel que si bien tuvo muchos altibajos en la primera mitad de la campaña a las órdenes de Pablo Laso, su rendimiento en el tramo final resultó convincente.
Con destacadas actuaciones anotadoras, menos pérdidas de balón y una conexión bastante más fluida con sus compañeros, Forrest se erigió en uno de los jugadores más valiosos de un Baskonia con deserciones a nivel individual y fugas de agua como colectivo.
Sus números fueron algo mejores en la ACB (12,8 puntos y 4,8 asistencias) que en la Euroliga (9,7 tantos y 4,7 pases de canasta), aunque al margen de la estadística y algunas dudas derivadas de su tiro exterior o su juego al ralentí Forrest dejó la impronta de ser un base solvente en prácticamente todas las facetas.
No cabe duda de que Paolo Galbiati tratará a partir de ahora de que Forrest se convierta en su prolongación sobre la pista y lidere con puño de hierro a un equipo que necesitará su debido tiempo para ensamblar a las muchas piezas nuevas.
Para ello, será imprescindible que el base norteamericano amolde su baloncesto a una filosofía muy distinta como la que pregona el técnico italiano, consistente en transiciones meteóricas, posesiones vertiginosas y tiros en los primeros segundos de la posesión en busca de marcadores elevados dentro de cada partido.
Acelerar el juego
Una de las incógnitas del nuevo proyecto radicará precisamente en conocer si Forrest encaja como anillo al dedo en esta propuesta tan novedosa que, por ejemplo, Joan Peñarroya puso en liza con éxito en el ejercicio 2022-23.
Ya fuera por expreso deseo de Laso o por su propia iniciativa, el estadounidense no brilló demasiado a la hora de acelerar el juego, subir las revoluciones o lanzar contragolpes. El último Baskonia apenas pudo alimentar de puntos su casillero mediante transiciones y se obligó casi siempre al cinco contra cinco posicional, quedando entonces al descubierto sus numerosas carencias.
Como camino más rápido hacia la canasta, el cometido de Forrest consistirá desde ahora en pensar rápido con el balón en las manos, no amasar este más de la cuenta ni tampoco abusar del bote y buscar al jugador desmarcado. Un cambio de mentalidad que, a buen seguro, Galbiati tratará de inculcarle desde un primer instante en aras de que el Baskonia sea un conjunto que conecte con la grada.