El estilo de juego del Baskonia y sus resultados han sufrido constantes cambios durante las últimas temporadas, algo condicionado por los distintos entrenadores que han desfilado por el banquillo azulgrana, pero también por la falta de continuidad en su dirección de juego.

El conjunto gasteiztarra, cuyas distintas etapas en el pasado podían ser identificadas por el nombre del jugador que manejaba el timón del equipo, no ha contado desde 2021 con un base titular que se mantuviera durante dos campañas consecutivas en la plantilla, tendencia que, salvo sorpresa en un imprevisible mercado, llegará a su fin este año si Trent Forrest continúa como azulgrana.

El director deportivo Félix Fernández adelantó al principio del verano el deseo del club de mantener en nómina a su principal referencia en la dirección la pasada temporada 2024-25, con contrato hasta 2026.

Aunque le costó adaptarse al baloncesto europeo en su primera experiencia lejos de Estados Unidos y tuvo muchos altibajos en la primera mitad de la temporada, su rendimiento en el tramo final resultó más convincente, con grandes actuaciones anotadoras, menos pérdidas y una conexión más fluida con sus compañeros.

Si mantiene esa tendencia ascendente en su segunda temporada en Vitoria-Gasteiz, en la que no deberá pagar el peaje de ser novato en ambas competiciones, puede establecerse entre los grandes bases del continente y la directiva del club es consciente de ello, razón por la que pretenden retenerlo. Eso sí, las prestaciones de Forrest no han pasado desapercibidas para el resto de equipos de la Euroliga y, teniendo en cuenta la escasez de bases de primer nivel en el mercado, nunca es descartable que en el futuro llegue esa oferta irrechazable que de momento no se ha producido.

Cuatro veranos de cambios

Si finalmente Forrest sigue en Vitoria, el Baskonia evitará la inestabilidad que ha acompañado al puesto de base desde la marcha de Luca Vildoza a la NBA hacia el final del curso 2020-21 y el fichaje de Pierria Henry por el Fenerbahce meses después. Tras ello, los movimientos realizados por la dirección deportiva no han conseguido asentarse en la estructura del club.

Los jugadores que mejor han rendido en esa posición, como Codi Miller-McIntyre o Darius Thompson, se marcharon tras recibir suculentas ofertas, mientras que nombres como el de Max Heidegger, Nico Mannion, Ognjen Jaramaz, Quino Colom, Jayson Granger, Jordan Theodore, Lamar Peters o Chris Chiozza no ofrecieron las garantías suficientes como para mantenerse en el equipo durante más de una temporada.

Tras la marcha de Vildoza y Henry, fundamentales en la consecución del último título liguero en 2020, el Baskonia se vio obligado a reconstruir su dirección de juego en el verano de 2021. Para ello, se apostó por Wade Baldwin, Jayson Granger y más adelante también Lamar Peters. Baldwin, aunque con altibajos, fue el dueño del timón aquel curso y, de hecho, el Baskonia intentó renovarlo al final de la temporada, pero el norteamericano prefirió aceptar la oferta del Maccabi Tel Aviv, más atractiva en el plano económico.

Granger y Peters no siguieron y la gran apuesta para la campaña 2022-23 fue Darius Thompson, que no tardó en despuntar tanto en la ACB como en la Euroliga y echarse el equipo a la espalda. Le acompañó durante unos brillantes meses Pierria Henry, incorporado a mitad de curso. Lamentablemente, su sanción por falsificar un test antidopaje lo dejó fuera del baloncesto FIBA. El Baskonia intentó retener a Thompson al final de curso, pero el ahora valencianista se marchó al Efes tras abonar su cláusula de salida, mientras que Max Heidegger, el sustituto de Henry, no convenció.

El elegido para cubrir el vacío dejado por Thompson en la temporada 2023-24 fue Nico Mannion, aunque finalmente quien sobresalió y se hizo con las riendas de la dirección fue Codi Miller-McIntyre. Chris Chiozza y Jordan Theodore llegaron a lo largo de la temporada, pero todo el peso recaló sobre Miller-McIntyre, que se ganó un gran contrato con el Estrella Roja el pasado verano.

En esa fina línea entre ser un jugador que cumpla con las exigencias del club, pero sin destacar lo suficiente como para ganarse un supercontrato lejos de Vitoria se movió el curso pasado Trent Forrest. Mientras Ognjen Jaramaz busca nuevo equipo y el futuro de Kamar Baldwin está en el aire, el de Alabama podría aportar al fin a la dirección de juego azulgrana la estabilidad y continuidad que lleva sin conocer desde el año 2021.