La reciente derrota continental en Múnich volvió a ser sintomática de la fotografía actual del Baskonia. Un grupo sostenido por contadísimos jugadores que, víctima de la falta de oxígeno, fue perdiendo punch y empuje con el paso de los minutos hasta verse completamente desbordado por el descaro ofensivo del imparable trío Edwards-Obst-Booker.

Huérfano una jornada más de los servicios de Tim Luwawu-Cabarrot, Pablo Laso volvió a recurrir a una rotación de apenas nueve hombres. Además de Savkov, quien no está preparado para competir a estos niveles a tenor del ostracismo al que se ve sometido día tras día, el entrenador vitoriano prescindió otra vez de Jaramaz y Ndiaye. Raieste, por su parte, dispuso de un protagonismo bastante limitado pese a sus dos dianas desde la línea del 6,75 al poco de ingresar en la pista.

Por ende, el Baskonia volvió a ser un equipo demasiado corto en el que su núcleo duro perfectamente definido bordeó o incluso superó la treintena de minutos. Demasiada diferencia con un Bayern más coral que terminó alineando a once jugadores e imponiendo su fondo de armario.

En otra semana exigente a más no poder con tres compromisos de calado –aún resta el derbi vasco del domingo frente al Bilbao Basket–, Howard, Tadas, Moneke y Hall volvieron a meterse entre pecho y espalda en Múnich una minutada considerable.

Forrest y Baldwin se alternaron al frente del timón con un reparto de protagonismo bastante equitativo, mientras que entre los restantes integrantes de la unidad B Rogkavopoulos dejó algún fogonazo aislado y Diop volvió a firmar una aportación insuficiente con apenas dos rebotes en su estadística.

El firme propósito con el que la zona noble baskonista arrancó la presente temporada de que los trece jugadores fueran útiles de cara a afrontar dos competiciones tan exigentes como la Liga ACB y la Euroliga se mantiene hoy en día como una utopía.

Transcurridos varios meses de competición, queda claro que el fondo de armario azulgrana sigue siendo a todas luces insuficiente, sobre todo si la enfermería acoge a algún primer espada como Luwawu-Cabarrot.

Moneke, el jugador del Baskonia que más actúa en la Euroliga y el segundo en ACB Alex Larretxi

La ausencia del francés está reduciendo el abanico de opciones dentro de una línea exterior donde Laso concentra casi todos los minutos en apenas cinco jugadores (Forrest, Baldwin, Howard, Nikos y un Tadas ejerciendo casi a tiempo completo como tres).

Cabe la posibilidad de que los dos bases simultaneen su presencia en pista, pero aun así nadie duda de que el perímetro baskonista se queda muy corto ante rivales de tronío como el Bayern que esta temporada va sobrado de pegada y dinamita desde la larga distancia.

Debilidad en la zona

Por dentro tampoco es que abunden las alternativas a la hora de que los pesos pesados del Baskonia puedan gozar de algún respiro en pleno partido. Moneke sigue sin tener un recambio de garantías y en tierras bávaras fue Sedekerskis quien le suplió durante sus cortos intervalos en el banquillo.

En el puesto de cinco, la escasa pujanza de Diop motiva que Hall deba multiplicarse casi a diario para brindar solidez a una demarcación que también sufre de lo lindo en las refriegas del más alto nivel. En su segunda campaña en Vitoria, el senegalés llegado del Gran Canaria sigue muy por debajo de las expectativas y, salvo en momentos muy puntuales, apenas está consiguiendo reivindicarse.

Ni él ni Hall han conseguido una química ideal con los bases para que sus virtudes se vean explotadas, aunque el ex del Mónaco sí está sobresaliendo mucho más no solo a nivel estadístico sino también en cuanto a su labor intimidadora como se apreció ante el Fenerbahce.

Desgaste similar en ACB y Euroliga 

El repaso a los minutos que Laso está concediendo a su plantilla en la ACB y la Euroliga no deja lugar a las dudas. Varios jugadores comienzan a acumular un desgaste evidente y a la vuelta de la esquina el calendario seguirá sin dar respiro.

En el frente doméstico, siete jugadores se mueven ya en una horquilla entre los 25 y 29 minutos. Tadas es el más exigido (29:13), seguido por Forrest (27:56), Moneke (27:52), Howard (26:12), Baldwin (25:56), Hall (25:15)y Luwawu-Cabarrot (24:33). Un jugador que debía dar un paso al frente este curso como Rogkavopoulos se queda en tan solo 16:17.

Khalifa Diop sigue sin responder a las expectativas en su segunda temporada Christina Pahnke

Jaramaz –al que el nuevo estatus comunitario de Baldwin tras la obtención del pasaporte de Georgia tiene visos de convertirle en más intrascendente si cabe– promedia 15 minutos, Ndiaye y Raieste no llegan a los 10, mientras que Savkov tan solo ha participado en aquel partido de grato recuerdo en el Palau Blaugrana ante el Barcelona donde dispuso de 15 minutos.

Una situación similar se vive en la Euroliga con la columna vertebral igualmente sometida a esfuerzos titánicos. Moneke es quien más permanece sobre la pista con 28:17 minutos, seguido muy de cerca por Tadas con 27:01 y Luwawu-Cabarrot (24:49).

Howard, Forrest, Forrest y Hall son alineados algo menos en el torneo continental que en la ACB, pero aquí cuatro jugadores (Ndiaye, Jaramaz, Raieste y Savkov) compiten 10 o menos minutos de media. El desequilibrio respecto a otras plantillas del Viejo Continente es más que evidente, si bien eso ya era algo que se podía intuir desde que la nueva temporada echó a rodar.