Quién le iba a decir a Joan Peñarroya que menos de un año después de haber salido del Baskonia por la puerta de atrás a causa de un mal arranque de la temporada 2023-24, iba a estar entrenando a uno de los equipos más poderosos de Europa como es el Barça a escasos kilómetros de su hogar en Manresa.

El técnico catalán, que se enfrentará este domingo a partir de las 18.30 horas al Baskonia por primera vez desde su marcha de Vitoria-Gasteiz, está viviendo un escenario soñado para él que buscará que se alargue todo lo posible intentando poner freno a la trituradora de entrenadores en la que se ha convertido el club culé en las últimas temporadas.

Para ello, eso sí, deberá corregir algunos de los problemas que generaron dudas durante su tiempo en el Buesa Arena. En Barcelona no bastará con realizar una buena fase regular, la plantilla blaugrana está construida para ganar títulos y la falta de contundencia en los momentos decisivos es precisamente una de las principales tareas pendientes del de Terrassa de su etapa en el Baskonia.

La temporada regular del conjunto alavés tanto en la ACB como en la Euroliga en el primer año en Vitoria fue impecable, pero todo quedó eclipsado por los dos sonados tropiezos contra el Joventut en los cuartos de final de la Copa del Rey y del play off de la ACB y la derrota contra el Olympiacos en la última jornada de la Euroliga que dejó al equipo fuera del Top 8.

Seguro que Peñarroya le dio muchas vueltas a aquellas citas y ahora deberá conseguir que su Barça no cometa los mismos errores que el Baskonia si quiere conseguir nuevos títulos para su vitrina. De momento, en la primera cita a todo o nada que tuvo el equipo en la Supercopa de España, cayó derrotado por 89-83 contra el Real Madrid en la semifinal, dando muestras también de esa fragilidad defensiva que se le criticó en Vitoria, aunque habrá que esperar a la Copa del Rey para obtener más conclusiones.

Similitudes y diferencias

En su nueva aventura en Barcelona, Peñarroya está aplicando algunas de las señas de identidad que también marcaron su paso por Vitoria, como son las amplias rotaciones. Es cierto que en el conjunto culé, que cuenta con una plantilla más profunda que la del Baskonia, tal vez tenga menos mérito conseguir implicar a todos los jugadores en la rotación sin que esto afecte al rendimiento del equipo, pero la realidad es que en lo que va de temporada ya ha empleado a 13 jugadores en la ACB y a 12 en la Euroliga manteniéndolos por debajo de los 25 minutos por encuentro, con los beneficios que eso supone en cuanto a mantener a sus estrellas descansadas y a la segunda unidad motivada.

En esa línea, el técnico de Terrassa está experimentando con quintetos y combinaciones muy diferentes en función del guión de cada partido. Una de las novedades es el utilizar a Laprovittola como base durante bastantes tramos, mientras que por dentro es capaz de jugar con un quinteto pequeño sin pívots y dos cuatros como Metu y Parker o una opción totalmente contraria con tres grandes al juntar a los dos mencionados con Vesely.

Esa amplia rotación quizás le conceda una ventaja sobre el Baskonia, que llega con sus puntas de lanza más fatigadas tras su esfuerzo esta semana de triple jornada y la prórroga disputada ante el UCAM. Tampoco ha renunciado Peñarroya al juego vistoso y ofensivo que desplegó en Zurbano, aunque, por las cualidades de sus jugadores, se trata de un equipo que no abusa tanto del triple, vuelca más el juego por dentro, juega posesiones algo más largas y por lo tanto sus cifras anotadoras no son tan elevadas como las de aquel curso en el que se alcanzaban con asiduidad los 100 puntos.

Un Peñarroya, en definitiva, algo diferente, pero fiel a su esencia y seguro que con una motivación extra para derrotar a un Baskonia que tanteó otras opciones antes de renovarlo en el verano de 2023 y no tardó en mostrarle la puerta de salida y recurrir a Ivanovic cuando los resultados se torcieron.