Dos Ligas ACB, tres Copas del Rey y cuatro Supercopas relucen en el palmarés de Tiago Splitter (Santa Catarina, 1985), que desde su debut en el Baskonia el 3 de octubre de 2004 hasta su adiós en 2010, tras ser nombrado MVP de la ACB y levantar el título liguero como capitán, dejó una profunda huella en Vitoria-Gasteiz. El espigado pívot se curtió en la capital alavesa, a la que llegó en el 2000 con 15 años, y durante los 413 encuentros como azulgrana demostró su enorme calidad bajo los tableros y su liderazgo en el vestuario antes de cruzar el charco rumbo a la NBA, donde ahora transmite su conocimiento como técnico ayudante en los Houston Rockets. Este domingo antes del encuentro contra el Girona, una de las grandes leyendas de la historia del Baskonia recibirá al fin su merecido homenaje al ver su dorsal elevarse a lo alto del Buesa Arena.
¿Qué significa para usted que el Baskonia le retire la camiseta?
Es algo muy especial, nunca en mi vida había soñado con tener un reconocimiento de ese tipo. Obviamente ves a otras personas recibir homenajes, pero cuando llega tu momento es especial y pasan muchas cosas por tu cabeza: victorias, derrotas, momentos de alegría, amistades de toda la vida... Significa mucho.
¿Cómo se lo comunicaron?
Concretamente fue Iñaki Iriarte quien me lo comunicó. Es una persona muy cercana a mí, a la que tengo mucho cariño y que sigue ayudando en el club. También hay otras personas de la entidad con las que todavía hablo como Félix Fernández, Josean Querejeta, Haritz Kerejeta, gente de las oficinas... En definitiva, personas que estaban en el Baskonia cuando yo pasé por allí y que todavía siguen en el club.
“Dusko tiene un hueco muy especial en mi corazón, lo que aprendí con él me ha ayudado el resto de mi vida”
¿Cuándo fue la última vez que estuvo por aquí?
La última vez que estuve fue en la Final Four de la Euroliga de 2019 como ojeador de los Brooklyn Nets, hace cinco años, así que tengo ya ganas de estar por el Buesa Arena y ver cómo está todo.
Ya ha pasado mucho tiempo desde su primera vez en Vitoria con apenas 15 años, ¿qué recuerda de aquello?
El primer contacto que tuve con el Baskonia fue estando todavía en Brasil. Mis agentes me contaron que tenía una propuesta del club y me acuerdo que me enseñaron revistas, calendarios y pósters en los que salía el Baskonia. En su día era una pasada. Para mí que un equipo saliera en una revista era algo de otro mundo. Al final, decidí ir con mis padres a Vitoria, a conocer la ciudad, y allí fuimos a ver un entrenamiento del primer equipo, que si no me equivoco fue en Mendizorroza. El Buesa Arena todavía estaba reformándose. También fue la primera vez en mi vida que vi nieve y pasé frío porque la ropa de abrigo que tenía en Brasil no era suficiente y me tuvieron que dar una cazadora. Hay buenas anécdotas de mi primera visita.
Tras ello, decidió quedarse y estuvo diez años en el club. ¿Qué recuerda de aquella época?
Uf, son tantas cosas... Lo primero de lo que hay que darse cuenta es que era un niño de 15 años que fue a un club y formó parte de él hasta los 25, con dos años cedido en Bilbao. En el Baskonia aprendí mucho y conocí a mucha gente. Aprendí a ser persona y a ser jugador de baloncesto. Toda mi base se la debo a mi tiempo en Vitoria, el que diga lo contrario miente. En Brasil sabía lo básico y era un chico grande y atlético, pero el conocimiento de baloncesto y todo lo que sé lo aprendí en Vitoria entrenando, trabajando y viendo vídeos con distintos entrenadores. Todos me enseñaron cosas que me valieron para mucho.
Aquí ganó nueve títulos y disputó 413 partidos, ¿hay alguno que recuerde con especial cariño?
Partidos hay muchos, pero en cuanto a títulos hay dos que me marcaron más que el resto. Uno de ellos es la última liga que ganamos en 2010 con la canasta de Fernando San Emeterio. Jugué con un amigo mío de la selección como Marcelinho Huertas, fui MVP y además sabía que iba a ser mi último año en Vitoria porque tenía ganas de probar en la NBA, así que fue la mejor despedida posible.
¿Y el otro?
La Copa del Rey que ganamos en Madrid en 2009 por ser un momento muy especial y duro de mi vida, ya que perdí a mi hermana unas semanas antes. Fue volver de Brasil y competir en la Copa. Recuerdo celebrarla con Pablo Prigioni y con mi familia, que vino a verme. Fue una Copa muy emocionante. La Copa del Rey siempre es muy difícil y emocionante, la carga de partidos en tres días es brutal, la experiencia, la adrenalina, la afición... No hay nada que se parezca a la Copa y a aquella en concreto le tengo un cariño especial.
“Intento representar al Baskonia por todo el mundo, allí a donde voy hablo bien de Vitoria y del club”
Pablo Prigioni, Igor Rakocevic, Sergi Vidal, Luis Scola y ahora usted... Vaya quinteto va a colgar del techo del Buesa Arena.
Pues sí, la verdad es que es increíble. Lo merecen, coincidí con todos y puedo nombrar sus características uno a uno. Pablo, un genio dentro y fuera de la cancha. Me enseñó a ver y a hablar baloncesto. Me ayudó a entender el juego, el timing, los ángulos... Tenía ocho años más que yo, me cogió y me dijo: “esto es lo que vamos a hacer”. Se lo agradezco mucho. A Sergi también le tengo mucho cariño, cuando llegué pasábamos mucho tiempo juntos, comíamos juntos... Me enseñó cómo funcionaba el mundo profesional y lo que les gustaba a los entrenadores cuando yo todavía estaba en categoría EBA. Me preparó para el salto. Rako es uno de los mejores anotadores que tuve a mi lado en Europa, con una capacidad única para anotar y abrir espacios en la cancha que yo aprovechaba. Tenía una mentalidad de killer y no tenía miedo a tirar en momentos difíciles.
"Lo importante no es que puedan o no estar allí, lo importante es que la gente que me ayudó y me apoyó sepa que esto es también gracias a ellos"
¿Y Scola?
Qué voy a decir de Luis, nuestro capitán. Un tío con el que pasaba días y días jugando uno contra uno en el poste bajo. Me enseñó mucho y me ayudó mentalmente a pasar por momentos bajos. Tenía una calidad tremenda, pero me quedo con su ética de trabajo, nunca en mi vida he visto un jugador tan profesional. Era impresionante cómo se cuidaba y cómo entrenaba duro cada día aunque estuviera cansado. Estos jugadores eran mis espejos, unos modelos para mí. La verdad es que el Buesa Arena va a tener un quinteto de lujo, eso seguro.
¿Quién le va a acompañar el día en el que le retiren la camiseta?
Todavía no lo sé. He invitado a mucha gente, así que vamos a ver quién viene. En cualquier caso, lo importante no es que puedan o no estar allí, lo importante es que la gente que me ayudó y me apoyó durante este tiempo sepa que esto es también gracias a ellos.
A quien no va a necesitar invitar es a Dusko Ivanovic... ¿Le hace ilusión que vaya a estar ahí?
Desde luego, Dusko tiene un sitio muy especial en mi corazón, aunque él a lo mejor no lo sabe. Jugar con él es muy duro, no le voy a mentir, pero Dusko te hace sobrevivir a lo que te exige y te convierte en un hombre. Cuando pasan los años te das cuenta de que eso te va a ayudar para el resto de tu vida. No sólo para el baloncesto, también para la vida en general. La resiliencia que te da Dusko con su mentalidad es diferente, yo nunca he visto nada igual. Yo lo pasé muy mal en algunos momentos, pero luego obtienes los frutos en el futuro.
Un baskonista en la distancia
Si Dusko le pidiera unos minutos en la rotación este domingo, ¿se animaría?
Sí me animaría, pero luego estaría dos semanas en la piscina de hielos con dolores por todos los lados (risas). Ya con 39 años estoy mayor para eso.
¿Sigue la actualidad del Baskonia desde Estados Unidos?
Sí, claro que la sigo. Vi los partidos contra el Maccabi, la Virtus y el Madrid de Euroliga e intento seguir al Baskonia todo lo que puedo. Es complicado por los horarios y sobre todo porque tengo que ver mucho baloncesto NBA por mi trabajo y al final termino con la cabeza loca, aunque intento estar pendiente del equipo por el cariño que le tengo.
“Nunca imaginé que iba a recibir un reconocimiento de este tipo, es un honor y significa mucho para mí”
¿Ve a algún jugador de la actual plantilla con potencial para ir a la NBA en el futuro?
Bueno, yo creo que siempre hay hueco en la NBA para cualquier jugador de Euroliga, otra cosa distinta es el rol que vayan a tener. Obviamente Markus Howard es un jugador que llama la atención por su capacidad anotadora y hay otros que hacen un poco de todo como por ejemplo Tadas Sedekerskis. No soy yo quien debe decidir quién va a la NBA y quién no, pero sí que el Baskonia tiene buenos jugadores que compiten contra equipos de enorme nivel y que tienen un presupuesto mucho más grande que el Baskonia.
Para quienes le tengan perdido el rastro, ¿cómo es ahora la vida de Tiago Splitter?
Pues la verdad es que trabajo mucho más que cuando jugaba, más horas desde luego (risas). Me retiré tras la temporada 2016-17 por una lesión de cadera y después entré en los Brooklyn Nets, no me gusta estar mucho tiempo parado. Primero ejercí de ojeador, pero luego vi que lo que me gustaba era estar en la cancha con los jugadores e interactuar con ellos todos los días para transmitirles lo que sé. Empecé trabajando la técnica individual y ahora en los Houston Rockets estoy como asistente más centrado en la parte táctica del equipo, en cómo defender, atacar... Creo que este año hemos hecho un buen trabajo con la plantilla joven que tenemos, que ha pasado de ganar 22 partidos el curso pasado a 41 esta temporada, así que intentaremos seguir mejorando el siguiente.
"Los jugadores de hoy en día no sé si aguantan cómo era Dusko en su día, sobre todo en la NBA, pero tampoco Ivanovic es como era antes, por lo que escucho"
Antes de ello le toca Brasil, ¿no?
Sí, también estoy como asistente en la selección de Brasil y este verano estaremos peleando en el Preolímpico por un hueco en París 2024. Me he convertido un poco en un trotamundos del basket, he tenido muchas experiencias en el baloncesto mundial.
¿Es de la escuela de Dusko como entrenador?
Los jugadores de hoy en día no sé si aguantan cómo era Dusko en su día, sobre todo en la NBA, pero tampoco Ivanovic es como era antes, por lo que escucho. Hay que adaptarse a las generaciones y a lo que pueden soportar los jugadores. Cada generación es diferente, es normal. Se ve en las clases, en la educación, en el mundo profesional... Las personas cambian y son distintas a cómo eran hace 20 años.
Por último, ¿tiene un mensaje para la afición que va a acompañarle este domingo?
Que sepan que es un honor estar ahí. Intento representar al Baskonia por todo el mundo. Allí a donde voy hablo bien del Baskonia, del tiempo que pasé en el club, de la ciudad... Sigo teniendo a toda la afición en el corazón, espero poderles ver en el Buesa, tener un momento agradable y que lo pasemos bien.