Chima Moneke afronta en el Baskonia un nuevo capítulo de su agitada carrera. El ala-pívot nigeriano, un tipo que transmite serenidad y resiliencia a partes iguales, encarna la imagen de la persona que ha cumplido su sueño de convertirse en un baloncestista de primer nivel. Todo ello pese a haber sufrido en sus carnes el rechazo de aquellos que, durante algún momento, no confiaban en su potencial.
El cuatro nacido en la localidad nigeriana de Abuya es un trotamundos. El flamante fichaje baskonista ha sumado experiencias en los cinco continentes, pero su toma de contacto con el baloncesto fue más bien tardía. Tal y como apunta en una entrevista en ESPN, comenzó a practicar este deporte a los 13 años de edad. Hijo de padres diplomáticos, vivió su infancia entre Nigeria, Australia, Turquía y Suiza.
Según confiesa en su charla con el medio estadounidense, sus primeros recuerdos del baloncesto son de presenciar las actuaciones de Lebron James a través del televisor. Y es que la cultura baloncestística en su país natal estaba opacada por la hegemonía del fútbol. “Soy de Nigeria, teníamos a Hakeem Olajuwon y otros pocos que llegaron a la élite. Pero no era realista, lo que veíamos era fútbol”, explica.
Moneke tenía claro que quería convertirse en un atleta de primer nivel. Pese a que su familia le quisiera dirigir hacia alguna ingeniería o la abogacía, su círculo de amigos le incitó a practicar baloncesto debido a sus condiciones físicas. Aunque se sintió cómodo en primera instancia, el de Abuya era consciente de que tenía un amplio margen de mejora. “Cuando empecé a jugar basket me encantó, pero no era lo suficientemente bueno. Poco a poco fui mejorando”, matiza.
Durante su estancia en Australia conoció, de primera mano, la crudeza del deporte. Pese a su ilusión y una evidente mejora debajo de los aros, Moneke fue rechazado en un torneo nacional del país. Ese duro revés, sin embargo, provocó en el ala-pívot nigeriano una inagotable llama para no dejar de crecer: “Me dolió y me motivó para seguir progresando. Me aseguré de que seguiría hacia adelante”.
Periplo universitario
Tras varios intentos frustrados de dar el salto al baloncesto universitario de EEUU, Moneke continuó sus estudios académicos en la universidad Davis de California. Desde el 2016 hasta el 2018 creció a pasos agigantados en la NCAA y su periplo en tierras californianas le ayudó a madurar no solo como atleta, sino como persona. Pasó 13 años sin tener contacto físico con sus progenitores. “Desde los 13 hasta los 26 no vi a mi padre en persona. Desde el 2009 hasta el 2018 tampoco vi a mi madre, hasta que vino a California durante un par de meses”, rememora.
Moneke, pese a firmar unos notables registros durante sus temporadas en la liga universitaria, emigró a Francia para tratar de impulsar su carrera. En su segundo curso con los UC Davis Aggies promedió 18.4 puntos y 9.6 rebotes por encuentro. Además, compartió varias sesiones de entrenamiento con estrellas como Jayson Tatum y Joel Embiid.
La primera experiencia de Chima Moneke como profesional fue con el Rouen de la segunda división francesa. Una etapa efímera, pues fue cortado por su entrenador tras la disputa de tan solo tres partidos. “Lo que me frustró todavía más es que la estaba rompiendo en la pretemporada. Mostré que pertenecía al club. Creo que promediaba unos 17 puntos y 10 rebotes”, argumenta.
Su próximo destino se encontraba en el mismo país, en las filas del Denain. Allí, en la temporada 2018-19, jugó una media de 27 minutos por encuentro, donde promedió 14.2 puntos y 6.6 rebotes. La campaña 2019-20 también la superó en la segunda francesa, antes de dar el salto al Orléans de la primera división.
Eclosión en la ACB
Tras finalizar su periplo en territorio galo, Moneke se convirtió en la mayor irrupción del Baxi Manresa. Bajo las órdenes de Pedro Martínez, el atlético ala-pívot fue el jugador más valorado de la edición 2021-22 de la Basketball Champions League y el segundo mejor jugador de la ACB, solo por detrás de Musa. Su eclosión propició la llamada de Mike Brown, quien le reclutó para los Sacramento Kings de la NBA. Moneke pudo cumplir su sueño de disputar varios partidos en la mejor liga del mundo, donde defendió durante alguna acción a un ídolo de la infancia como el propio Lebron James.
Pese a su fugaz trayectoria en la NBA, Moneke logró una hazaña que resultaba inverosímil cuando comenzó a practicar baloncesto con tan solo 13 años. Su última experiencia fue en el Mónaco, donde acabó perdiendo protagonismo en los planteamientos de Sasa Obradovic. En el conjunto monegasco, el ala-pívot nigeriano promedió 10 puntos y cuatro rebotes.
Así pues, Chima Moneke aterriza en Vitoria con el objetivo de reforzar el juego interior baskonista, que muta hacia un estilo atlético y de exhuberancia física. Sus cualidades sobre el parqué y el baloncesto que puede aportar a la escuadra dirigida por Joan Peñarroya quedan fuera de cualquier tipo de duda. El de Abuya es un cuatro explosivo, solidario en los esfuerzos y que, además, no da un balón ni una sola batalla por perdida.
Pese a no superar los dos metros de estatura (1,98 metros), atesora el innato instinto para adueñarse de las segundas jugadas y coronarse así como un excelso defensor. El espíritu idóneo para que, desde el día en el que se hizo oficial su llegada a Vitoria, el nigeriano tenga al público del Buesa Arena rendido a sus piés.