Tuvo que presentarse el Tenerife con un estremecedor parte de guerra para que el TD Systems Baskonia recobrara algo de aliento con una capital victoria en la ACB. Por si existía alguna duda, el cuadro de Ivanovic ya puede sentirse a todos los efectos un merecido aspirante a izar la próxima Copa del Rey fijada en el WiZink Center de Madrid, a la que también accederá salvo sorpresa con la vitola de cabeza de serie.

Y todo ello tras una laboriosa victoria ante la indiscutible sensación liguera que, resultando a todas luces meritoria, tampoco dejó síntomas de una rehabilitación plena en las filas alavesas. Elucubrar respecto al desenlace de la tarde con el roster chicharrero al completo constituye un ejercicio de ciencia ficción. Sin embargo, no cabe duda de que las sensibles bajas de Vidorreta allanaron sobremanera el camino hacia un triunfo que evita males mayores tras una semana demasiado agitada precedida de derrotas hirientes en el equipaje del viajero azulgrana.

La virtud del Baskonia radicó en saber jugar con el progresivo desgaste de los insulares, su atracón por fin en el juego de transición con Dragic como mejor abanderado de la vocación por salir al galope y el oficio para madurar con suma eficacia un partido muy igualado en los tres primeros cuartos. Un partido al más alto nivel en la ACB quedó bastante desvirtuado antes del salto inicial cuando se confirmó que la cabeza pensante del Iberostar (Huertas) y su escudero en la dirección (Fitipaldo) se sumaban a otras bajas ya conocidas de antemano como Doornekamp, Todorovic y Bogris.

Al Baskonia le tocó efectuar un ejercicio de paciencia para imponer la lógica ante un visitante también martirizado por los problemas de faltas de su único base sano (López). Dos escoltas como Butterfield y Salin tuvieron que alternarse a la hora de llevar la manija del rival azulgrana, que lógicamente no pudo aguantar el elevado ritmo de un choque disputado por momentos a pecho descubierto. Con una versión más reconocible, el Baskonia terminó dando buena cuenta del Tenerife, encaramado esta campaña con todo merecimiento a la aristocracia liguera y hasta esta jornada con una solitaria mancha en su expediente.

El equipo vitoriano casi nunca pudo quitarse el aliento en la nuca de un visitante disciplinado a más no poder en el que, para más inri, su MVP (Shermadini) estuvo completamente desdibujado con una penosa carta de tiro. Pese a que careció de su célebre arma con el bloqueo y continuación de sus dos mejores exponentes, los de Vidorreta vendieron cara su piel y se agarraron con uñas y dientes a un partido en el que el Baskonia dejó seco a su oponente en los minutos finales.

Tras esa canasta más adicional de Cavanaugh que elevó la incertidumbre (75-72), todos los intentos insulares se estrellaron ante el aro vitoriano. Unas veces por el punto de mira desviado de los visitantes y otras por el elevado listón físico establecido por el Baskonia, en el que Vildoza y Henry sí supieron esta vez dar fluidez al juego con un notable caudal de asistencias. El estadounidense también fue decisivo atrás metiendo muchas manos que propiciaron recuperaciones y salidas al contragolpe.

La visita a Milán disipará dudas respecto a si el conjunto alavés ha cicatrizado sus muchas heridas. Apremiado por la mala trayectoria reciente, Ivanovic redujo la rotación a apenas nueve hombres. Raieste volvió a calentar banquillo una jornada más, mientras que Diop y Kurucs tampoco saltaron a pista en una demostración de la escasa confianza del montenegrino en los jóvenes cuando llegan las grandes refriegas. Un grupo corto que pudo enmascarar sus problemas, recuperar parte de la confianza extraviada y alimentar su autoestima antes de la visita a otro pez gordo de la Euroliga como el Armani de Messina.

El Baskonia abrió un boquete insalvable en los primeros compases del último cuarto tras dos canastas consecutivas de Fall (66-56). A partir de entonces, vivió de las rentas ante un Tenerife cuyo pundonor no bastó en el Buesa Arena. La tropa alavesa mantiene las constantes vitales, pero esta vez se daban las circunstancias propicias como para que hubiese rubricado un triunfo más autoritario.

Las sensibles bajas chicharreras El partido quedó bastante desvirtuado antes del salto inicial cuando se confirmó que Huertas y Fitipaldo se sumaban a la plaga de bajas del Tenerife. Con todo, el conjunto insular justificó las razones de su soberbia temporada poniendo en serios aprietos a un Baskonia muy dubitativo y lejos de su mejor versión.

Ganar sin convencer El TD Systems vio reproducidas sus lagunas de concentración en varias fases del duelo y no impuso la lógica hasta bien avanzada la tarde. Tampoco aprovechó los problemas de faltas del único base puro en las filas visitantes (López) o que dos escoltas como Butterfield y Salin tuviesen que mover los hilos en el timón insular.

Ivanovic Cambió varios miembros del quinteto titular de los últimos tiempos prescindiendo, por ejemplo, de Giedraitis y Fall. El montenegrino siempre apostó por jugadores con mucha altura en los puestos exteriores para hacer valer la superioridad física en todas las posiciones. Redujo la rotación a solo nueve hombres, ya que Diop, Kurucs y Raieste se quedaron fueron de sus planes ante el Tenerife.

ZORAN DRAGIC

Su figura se agigantó a medida que el Tenerife perdía fuelle en la vertiente física. Casi todas sus canastas llegaron en transición en un momento crítico donde el partido estaba en un puño.

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asistencias entre Henry y Luca

Los dos bases de Ivanovic alimentaron esta vez de forma notable a sus compañeros de equipo.

Ficha Técnica:

79 - TD Systems Baskonia (18+21+21+17): Henry (5), Dragic (15), Polonara (4), Peters (4) y Jekiri (12) -cinco inicial-, Vildoza (8), Sedekerskis (8), Fall (8) y Giedraitis (15).

72 - Iberostar Tenerife (20+18+18+16): Álex López (5), Salin (10), Sergio Rodríguez (10), Cavanaugh (10) y Shermadini (6) - cinco inicial-, Dani Díez (-), Butterfield (6), Sulejmanovic (6) y Guerra (8).

Árbitros: Óscar Perea, Juan de Dios Oyón y Jacobo Rial. Sin eliminados.

Incidencias: partido correspondiente a la decimoquinta jornada de la Liga Endesa, disputado sin público en el Fernando Buesa Arena de Vitoria.