Loyd quebró la cintura de Shengelia y armó el brazo para ejecutar un triple frontal a tres segundos del final. Al baskonismo se le encogió el corazón con una suspensión que podía desembocar en la frustración más absoluta o en un subidón de proporciones bíblicas. La muñeca del estadounidense tembló más de la cuenta a la hora de asumir la responsabilidad del tiro ganador y entonces llegó el éxtasis inenarrable. Triunfo agónico ante un Valencia reducido a la ruleta rusa del triple, pasaporte impensable para una nueva final liguera, la novena de la historia, y la posibilidad de conducir diez años después un título a las vitrinas del Buesa Arena. Ver para creer teniendo en cuenta los acontecimientos vividos en una temporada durante muchos meses para olvidar.

Pese a la sequía anotadora en los tres minutos finales después de que Shields embocara un triple casi decisivo (70-75), el Baskonia salió finalmente airoso de un partido taquicárdico en el que todos los protagonistas se vieron sobrepasados por la tensión del momento. Dio la sensación de que nadie quiso llevarse el gato al agua en un epílogo presidido por los errores de bulto. Shengelia, tantas veces fiable, brindó dos oportunidades al Valencia para disponer de un tiro ganador. Primero con dos tiros libres malogrados y a renglón seguido con una falta en ataque. Sin embargo, los francotiradores de un Valencia anárquico a más no poder indultaron al equipo vitoriano, de nuevo capaz de sostenerse en pie en un partido a cara o cruz, abrazado a una defensa granítica y más estable que un rival cuyo único argumento fue el lanzamiento exterior.

Fue otra vez el triunfo de la fe tras una insulsa primera mitad que puso todo cuesta arriba. Dragic sostuvo en los peores momentos a un Baskonia que, escuchada la reprimenda de Ivanovic en el periodo para la reflexión, dio una vuelta de tuerca a su intensidad defensiva para cortocircuitar el ataque valenciano. La ternura de los veinte minutos iniciales dio paso a una versión más estajanovista y guerrillera que sustentó el crecimiento azulgrana durante el partido. El cuadro levantino vivió un suplicio para anotar y careció de argumentos para anotar bajo los aros ante el pésimo momento de Dubljevic y la lesión de Labeyrie.

La tropa de Ivanovic encontró una rendija por la que afear el encuentro, se activó de piernas atrás y agradeció el despertar de Shields. Cuando el oponente parecía completamente entregado, una parálisis ofensiva mortal de necesidad estuvo a punto de arruinar la victoria. Loyd se apiadó de un Baskonia tiroteado continuamente desde la larga distancia con cinco hombres bien abiertos. En definitiva, un triunfo que sabe a gloria a la espera de tratar de hollar el último ochomil. En el pedregoso camino hacia el cuarto entorchado liguero de la historia ya solo se interpone un adversario a priori inalcanzable como el Barcelona, aunque cualquier desenlace es posible con este Baskonia al que Ivanovic ha tatuado en su frente una fe inquebrantable en pos de la victoria.

La alegría final no quita el extremo sufrimiento durante una primera mitad donde el cuadro alavés careció de la mordiente defensiva exhibida durante todo el torneo y no consiguió imponer su ritmo ideal. El dinamismo taronja se le atragantó al Kirolbet, muy espeso, sin amenazas desde la larga distancia, también inferior en el rebote y encomendado a un secundario de Ivanovic para agarrarse a la contienda. Dragic recogió el testigo anotador de Shengelia y sostuvo a duras penas el inestable edificio azulgrana con 14 puntos en el segundo cuarto.

El esloveno, muy incisivo y vertical, escapó de la mediocridad en la que se instalaron otros jugadores del técnico montenegrino como Eric, Janning, Granger y Vildoza. Todos ellos acabaron inéditos en una primera mitad donde Labeyrie quedó fuera de combate por culpa de una torcedura de tobillo tras un acción muy fea de Shengelia. La ausencia del francés dejó más mermada si cabe la rotación de Ponsarnau en el puesto de cuatro y su recambio Motum no ofreció las mismas prestaciones.

Tras el descanso, surgió un partido nuevo con un Baskonia más fiel a sus señas de identidad, capaz de meter muchas manos en defensa y con capacidad para desplegarse al contragolpe. Los cortes hacia dentro de Dragic causaron estragos en la defensa levantina. El Valencia decidió morir desde el triple y falló más que una escopeta de feria permitiendo a los alaveses consumar su remontada. El Barcelona impone mucho respeto para la cita de mañana, pero cualquiera minusvalora las opciones de Ivanovic y sus guerreros.

Remontar desde la defensa El Baskonia estuvo a merced del dinamismo taronja en la primera mitad, pero tras el descanso surgió un equipo con sangre en los ojos, con más facilidad para meter manos atrás y salir al contragolpe. Ivanovic también agradeció el despertar de Shields, que recogió el testigo anotador de un pletórico Dragic.

Un rival de lo más anárquico El mal momento físico de Dubljevic y la torcedura de tobillo de Labeyrie dejaron al Valencia con escasos argumentos en el juego interior. El equipo de Ponsarnau se jugó su destino a la ruleta rusa del triple y puso así en bandeja el triunfo al Baskonia. Con todo, Loyd indultó a los de Ivanovic casi sobre la bocina.

Dragic

El hombre que mantuvo a flote al Baskonia en los peores momentos con 14 puntos en el segundo cuarto. Incisivo y vertical, sus cortes hacia canasta abrieron un socavón en el Valencia.

41

triples del Valencia

El conjunto taronja decidió 'morir' desde la línea del 6,75 con una eficacia cuanto menos dudosa.

Ivanovic Es el gran artífice de la presencia azulgrana en la novena final liguera de su historia. Cogió un equipo que deambulaba como alma en pena y, pese a la falta de talento en algún puesto, ha conseguido extraer petróleo de la materia prima de que dispone. Se jugó la baza de los dos 'cuatros' en los minutos finales y retiró su confianza en dos piezas como Janning y Granger completamente intrascendentes.

Pese a no conseguir un mísero punto en los últimos 2.45, el equipo alavés contuvo las embestidas de un rival 'taronja' que nació y murió en el triple

Zoran Dragic mantuvo con vida al Baskonia en los peores momentos y la mejoría defensiva tras el descanso certificó una victoria angustiosa