Si el Kosner Baskonia soñó en algún momento de la desfavorable velada en el Roig Arena con reeditar la increíble gesta protagonizada el pasado domingo en el Martín Carpena, se lo debe en buena medida a un culpable inesperado.
En su cuarto partido como azulgrana tras llegar con un contrato temporal de dos meses a Vitoria para cubrir la baja de Sedekerskis, Eugene Omoruyi presentó por fin sus credenciales ante un rival de tronío como el Valencia Basket.
Hasta la fecha había pasado de puntillas en los encuentros ante el Mónaco, el Barcelona y el Unicaja mostrando ciertas carencias y, en definitiva, dejando algunas dudas acerca de la conveniencia de su incorporación. Pues bien, en Valencia vivió su gran noche.
En algo menos de 17 minutos, el nigeriano consiguió unos números excelentes (17 puntos, 5 rebotes, 1 asistencia, 2 recuperaciones y 5 faltas recibidas para un total de 25 de valoración). Lástima que esta irrupción tan solo sirviera para maquillar una derrota fraguada desde el cuarto inicial.
Al margen de su estadística, Omoruyi aportó la luz necesaria dentro del oscuro túnel en el que se adentró un Kosner Baskonia completamente exhausto tras los últimos titánicos esfuerzos en Barcelona y Málaga.
El nigeriano fue de los contados jugadores que inyectó energía a un grupo con las piernas pesadas y huérfano también de frescura a nivel mental para poder dar la réplica a esa máquina de hacer baloncesto que es el Valencia Basket.
Demasiado tiempo en el banquillo
Incluso se le echó de menos durante una buena fase del último cuarto en la que Galbiati apostó por el dúo Kurucs-Diakite para conformar el juego interior. El técnico italiano tan solo se acordó de Omoruyi a falta de tres minutos para la conclusión después de que la escuadra alavesa hubiera perdonado varios ataques para meter todavía más el miedo en el cuerpo al Valencia Basket.
El nigeriano de 28 años llegado de Dubái no se había distinguido en los anteriores compromisos por ser un virtuoso con el balón en las manos, pero en tierras levantinas ofreció un repertorio total. Esfuerzo y calidad a partes iguales.
Además de acreditar un espectacular acierto desde el tiro libre –tan solo erró el sexto que intentó–, mostró una gran habilidad a la hora de fabricarse alguna canasta desde fuera hacia dentro e incluso se permitió el lujo de anotar sus dos triples liberados.
En algo menos de 17 minutos, el nigeriano consiguió unos números excelentes (17 puntos, 5 rebotes, 1 asistencia, 2 recuperaciones y 5 faltas recibidas para un total de 25 de valoración)
Lo cierto es que Omoruyi no solo brilló en el apartado anotador, sino que también metió varios manos en defensa que propiciaron recuperaciones y fue lo suficientemente astuto para forzar alguna falta en ataque a Braxton Key.
El Baskonia no va sobrado de argumentos en el juego interior, pero el nigeriano también dejó claro que tiene cuerpo suficiente para emparejarse con jugadores más altos en el poste bajo.