La línea entre Mendizorroza y el Metropolitano continúa abierta. Pese a que la no llegada de Giuliano Simeone, quien peleará por minutos, a las órdenes de su padre, en el Atlético de Madrid, ha sido un varapalo para el Deportivo Alavés, la secretaría técnica babazorra mantiene su intención de reforzar la plantilla de Luis García Plaza por medio de la cantera colchonera y, actualmente, el principal objetivo se llama Carlos Martín.
La cesión del delantero madrileño, eso sí, no es un asunto reciente en las oficinas del Paseo de Cervantes. El interés existe desde que concluyó la temporada pasada, después de verlo brillar con el Mirandés en LaLiga Hypermotion; pero es ahora, a falta de menos de tres semanas para que el mercado veraniego eche el cierre, cuando el club rojiblanco se ha puesto serio en la búsqueda de un destino que le permita disputar minutos de calidad en la élite.
En ese escenario, es el Alavés quien lleva ventaja. Aunque son varios los equipos de Primera División, como el Rayo Vallecano, Getafe o Real Valladolid, que han pujado por los servicios de Carlos Martín este verano, las notables experiencias de Samu Omorodion y el mencionado Giuliano en Mendizorroza juegan muy a favor de los gasteiztarras. Sin olvidar, asimismo, la fe en los jóvenes que ha demostrado Luis García como técnico albiazul.
El futbolista madrileño, de 22 años, llegó a la cantera del Atlético en 2008 y, desde entonces, ha ido subiendo escalones hasta convertirse en una de las grandes promesas de la entidad colchonera. Lleva, además, dos años en estado de gracia de cara a portería, marcando 20 goles con el filial rojiblanco durante la campaña 2022-23, en Segunda RFEF, y otros 15 en las filas del Mirandés la temporada pasada, ya en la categoría de plata.
UNA OPORTUNIDAD MERECIDA
Sus actuaciones, por tanto, han hecho a Carlos Martín merecedor de una oportunidad en LaLiga y lo cierto es que encaja a la perfección con lo que busca el Alavés. No solo por su pegada, sino también por su hambre de hacerse un hueco en la élite y polivalencia. Su posición natural es la de nueve, pero puede actuar del mismo modo en la mediapunta o en ambas bandas, en la línea de otros recién llegados como Conechny, Stoichkov o Romero.
Futbolísticamente hablando, la definición de cara a portería no es la única virtud del canterano colchonero. Es un delantero que sabe muy bien cómo buscar su espacio, allí donde los compañeros puedan encontrarle desmarcado y suponga un peligro para las zagas rivales, y que hace jugar al equipo. Su estatura (1,80 m.), por cierto, no es un problema en el juego aéreo. Remata de manera notable de cabeza, tal y como comprobaron en Anduva.