A inicios del año que viene dan comienzo las exhumaciones de las personas fallecidas y enterradas en 2012 en la zona común del cementerio El Salvador. Un proceso anual, establecido por ley, que se hace cargo de aquellas personas fallecidas que no son reclamadas por nadie o de aquellos familiares que prefieren sepultar a sus fallecidos en la Zona Común. El Ayuntamiento es quien se hace cargo de otorgar al solicitante del servicio el derecho funerario para la inmediata exhumación y depósito de un cadáver en las Sepulturas Comunes.

En este sentido, las inhumaciones ocurren a medida que se van recibiendo las solicitudes de los familiares o en caso de que nadie se haga cargo, en horario de lunes a sábado. El reglamento marca que el fallecido debe permanecer seis años en la zona común, pero este se amplió hasta los 14 años para que el proceso de esqueletización de los cuerpos pudiera completarse.

Visitantes en el cementerio El Salvador.

Asimismo, la capital alavesa cuenta con capacidad para 4.269 fallecidos, más que suficiente para atender la demanda actual. En estos momentos hay 2.346 huecos libres, es decir el 55% de la zona común. Unos datos que, a priori, se podría pensar que son bajos en contraste con las personas que fallecen al año. Pero hay que tener en cuenta que no todos ellos van a este único espacio, muchas familias eligen la incineración o cuentan con algún nicho o panteón.

Disminuyen las cifras

Además, en los últimos años las cifras no han aumentado y la demanda del espacio común se sitúa por debajo de los cien, en concreto, de los últimos años 2022 fue el que más fosas ocupó con 79 fallecidos. De ese momento en adelante las cifras han ido descendiendo gradualmente, en 2023 fueron 57, el año pasado 56 y este año 46.

Por un lado, la gran mayoría de personas que se entierran en la zona común cuentan con la aprobación de familiares o personas cercanas. Según los datos, solo una o dos personas se quedan en el Juzgado porque nadie ha reclamado su desaparición. Para lograr que no haya ningún malentendido hay procedimientos legales.

Aquellas personas que deciden que sus fallecidos vayan a la zona común reciben una solicitud donde se recogen los datos de la persona que gestiona el tramite, a esta persona se le denomina ‘Reclamador’ asociado al fallecido en el Censo de Cementerios.

Recuperar los restos

Además, desde 2008 se envían cartas a cada reclamador informando de la posibilidad de recuperar los restos inhumados. En caso de que este no coincida con la persona de referencia, desde el Ayuntamiento se ponen en contacto con el para asegurar el servicio y evitar conflictos familiares.

El Salvador.

Fosas con múltiples huecos

Una vez se cumple el plazo, al margen de notificarlo al solicitante del entierro, se colocan avisos en el cementerio, se publica un anuncio en el Boletín Oficial del Estado y se difunde la información en la web municipal. De esta manera, se protege el servicio de futuras reclamaciones que se presenten fuera de plazo. 

Tras todo el procedimiento legal se le asigna un hueco disponible y los fallecidos se van depositando en orden hasta completar la fosa, estas pueden tener 3, 5, 7 y 9 huecos en las que yacen personas sin relación alguna entre ellas.

Por otro lado, antes de la exhumación hay muy pocas solicitudes de reclamación de los restos. Esto se debe a que deben cumplirse dos condiciones y la segunda es poco habitual, deben haber pasado más de cinco años desde el fallecimiento y la persona tiene que estar en un espacio que permita la exhumación sin afectar a otros restos, es decir, tiene que estar situada en la parte superior de la fosa.

Osario General u otro destino

Si el procedimiento se cumple como esta establecido, tras la exhumación el fallecido no reclamado es trasladado al Osario General y aquel que sí es reclamado seguirá el destino fijado por el reclamador. Las fosas vaciadas quedan disponibles para cuando se vuelva a inhumar en esa zona, siguiendo el sistema de rotación.