Vecinos del municipio de Asparrena, perteneciente a la cuadrilla de Llanada Alavesa, han lanzado la voz de alerta al denunciar destrozos en la puerta de la ermita de San Juan de Amamio del siglo XII.

La que fuera parroquia del hoy desaparecido pueblo de Amamio es sin duda un exponente claro de lo que debieron ser la mayor parte de las parroquias de las aldeas alavesas de siglo XII y su conservación está en peligro. En los últimos días desconocidos han destrozado la puerta de acceso al templo románico, de dimensiones reducidas y planta rectangular.

“Tiene toda la pinta de haberse roto con patadas”, explican los vecinos frente a la puerta donde es visible un boquete en la madera que creen que “son chavales” los autores de los hechos. Los vecinos no se oponen a que otros vecinos visiten las instalaciones del templo “pero hay que tener un respeto por ellas” al tiempo que recuerdan que “hace unos años pasó algo parecido. Se le hizo un remiendo al marco y hasta ahora”.

“La ermita no es un sitio para fumar”, lamentan los vecinos que han dado la voz de alarma. La continua presencia de personas en la zona ha incrementado la basura dejada en el camino escarpado que conduce hasta el templo donde son visibles los restos de latas y colillas. El otro día yo bajé una bolsa con basura”, reconoce uno de ellos. El o

El edificio religioso apenas se utiliza hoy en día. Tan sólo cada 24 de junio, festividad de San Juan, los vecinos de Albéniz y Araia se reúnen en la ermita para la celebración de la misa. Según cuenta la leyenda, esta tradición se remonta a la desaparición del pueblo de Amamio.

Su último habitante, una mujer viuda, cedió estos terrenos de forma comunal a las localidades de Albéniz y Araia a condición de que todos los años, la víspera de San Juan, ambos pueblos acudieran al amanecer a la ermita para celebrar una misa en recuerdo de todos los habitantes del pueblo de Amamio fallecidos a causa de la peste. Parece ser que antiguamente la misa no era celebrada de manera conjunta sino por separado, primero los de Araia y luego los de Albéniz, no obstante, si alguna de las localidades dejara de asistir a la cita perderían automáticamente todos sus derechos sobre el terreno.

Según relatan los vecinos de la zona “la ermita está prácticamente como era antiguamente. Apenas se han hecho modificaciones”. Han sido los propios vecinos los que han solicitado al Ayuntamiento de Asparrena, propietario de la ermita, los que han solicitado el arreglo de la puerta para evitar la entrada. En el interior del templo, donde apenas quedan unos bancos, son visibles restos de envases, colillas e incluso de un posible fuego.

Los vecinos lamentan que “no se cuide el patrimonio” que generación tras generación ha tratado de mantener en las mejores condiciones posibles. “En los años setenta nos descarnamos porque estaba todo el monte metido en esta pared durante dos o tres inviernos. A pico y pala dejamos todo esto libre”, lamentan al tiempo que hacen un llamamiento a la población sobre la necesidad de “tener civismo y cuidar” el espacio.

La alcaldesa de Asparrena, Txelo Auzmendi, aseguró que “la puerta se va a arreglar. Los alguaciles han estado tomando medidas para hacerlo. Además, recientemente también estuvieron arreglando la cerradura, que también había sido forzada”. Además explicó que este mismo año el Ayuntamiento va a pedir subvención a Elementos Menores para llevar a cabo diversas obras en el recinto religioso.