makila en mano y cántico en boca, decenas de gasteiztarras de todas las edades salieron ayer a la calle para celebrar la tradicional festividad de Santa Águeda. Tradicional en el fondo, que no en las formas. Y es que el rítmico sonido de las varas acompañando al Santa Ageda bezpera degu Euskal Herriko eguna se adelantó a primera hora de la mañana gracias a un nutrido grupo de txikis de Gasteiz. Con permiso -y seguro que con el apoyo ultraterrenal- de la santa nacida en Catania, un grupo de escolares de la capital alavesa se congregó junto a padres, madres y profesores de distintas ikastolas y colegios de la ciudad para, con una letra ideada para la ocasión, mostrar su rechazo a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, alias LOMCE o Ley Wert en honor al ínclito ministro de Cultura del Gobierno de Madrid.

"Irakasle oro jaiki, ikasleak ere baiki, LOMCE legea baztertu eta gure hezkuntza eraiki", arrancaba junto al Gobierno Vasco la reivindicativa variación del cántico en honor a Santa Águeda, impulsada por el colectivo Gure Hezkuntza. También por la tarde, a partir de las 19.00 horas, y en otras localidades como Ayala o Agurain, familiares, escolares y alumnos acompasaron el estruendo de los palos al golpear en el suelo con los melódicos gritos en contra de la Ley educativa impuesta por José Ignacio Wert. Quién iba a decirle a la santa italiana que un día un ministro iba a robarle -por méritos propios- el protagonismo en su día. Igualmente, un grupo de mozicas se congregaba frente a la sede del PP poco antes de que la tarde se echara a dormir para unir esta fiesta con su protesta contra la nueva Ley del Aborto. Jaia bai...

Además del acto de estos escolares, la víspera de Santa Águeda congregó de nuevo por las calles de la capital alavesa y el resto del territorio histórico a diferentes grupos de mozos -y mozas- que de una forma u otra perpetúan una tradición cuyo origen se pierde en la historia pero sobrevive adaptada a los nuevos tiempos. Durante buena parte de la noche, grupos corales recorrieron las calles entonando loas a Santa Águeda. Aunque el hábito de pedir comida o dinero se ha ido dejando a un lado, el trabajo en las escuelas infantiles, a las que muchos txikis acudieron ayer vestidos de caseros, está logrando que una tradición tan especial como ésta no acabe finalmente diluida.

coro multiétnico Por primera vez en Gasteiz, entre los grupos de vecinos que coreaban canciones en honor a la santa se encontraba uno muy especial, formado por inmigrantes latinoamericanos y africanos con origen en países como Perú, República Dominicana, Colombia, Senegal, Guinea Ecuatorial o Marruecos.

En total, unas treinta personas del coro multiétnico Berakah entonaron el canto de Santa Águeda -patrona por cierto de las enfermeras- entre los vecinos del Casco Viejo. Su esfuerzo mereció la pena, pues los integrantes de este coro habían estado nada menos que dos semanas ensayando en los locales de la asociación para que su debut resultara impecable. Lejos quedan ya las noches de festividad en las que sólo los mozos de cada localidad se agrupaban para recorrer las calles, cantar, golpear sus varas y lanzarlas al centro al unísono antes de tocar en las casas en busca de algo de dinero.

En realidad, al menos en los tres territorios históricos de Euskal Herria, los hombres se adueñaron de una festividad que históricamente estaba destinada a las mujeres, en honor a esta santa que fue nombrada como tal oficialmente cuando, un año después de su muerte, los habitantes de Catania le rezaron para que detuviera a las puertas del pueblo la lava vertida por el volcán Etna. Águeda había muerto torturada con ensañamiento por el senador Quintianus que, cual joven vitoriano de hoy en día, fue incapaz de cortejar a la chica por mucho esfuerzo que puso en el intento. Ayer, los gasteiztarras no faltaron a la tradición y combatieron el frío diurno y nocturno golpeando las makilas y cantando en honor a Santa Águeda hasta escuchar el bat, bi, hiru... Riau!