A escasas horas de que arranquen dos frenéticas semanas de competencia por atraer la atención, y sobre todo el voto, de la ciudadanía alavesa, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA reunió el pasado jueves en el estadio de Mendizorroza a las cinco principales candidatas y candidatos a diputado general con la idea de que, si algo une en este territorio a todas las sensibilidades, si hay un campo neutral en el que todo el mundo rema en la misma dirección, ese es el del Deportivo Alavés.
Así pues, gracias a las gestiones del director de comunicación del club, Alberto Fernández Canelo; y una vez recibidos a las puertas de coliseo albiazul por José Mari y Nerea, comienza una sesión de fotos en la que las miradas se dirigen inevitablemente al cielo, que amenaza lluvia constantemente pero que acabará siendo clemente con los representantes del pueblo. Ramiro González (PNV), Cristina González (PSE), Eva López de Arroyabe (EH Bildu), Iñaki Oyarzabal (PP) y David Rodríguez (Elkarrekin Araba) se presentan en Mendi con toda la predisposición del mundo y, por qué no decirlo, con cierta incertidumbre ante las marcianadas a las que, seguro, van a ser sometidos por el Cuarto Poder, conscientes en todo caso de que estas cosas van con el cargo.
David Rodríguez se confiesa veterano seguidor del Betis, ya con un cierto desapego por el fútbol, que ha vuelto a entrar en su vida de la mano de sus hijos adolescentes. Cristina González aparece en Cervantes preparada para un largo, muy largo día, calzada con zapatos de tacón para el mitin de la tarde con Rodríguez Zapatero, y con unas zapatillas en el bolso más apropiadas para pegarle patadas a un balón, como las que calza hoy y casi siempre Iñaki Oyarzabal. Eva Lopez de Arroyabe se suma al corrillo, cordial y sonriente, y Ramiro González reflexiona sobre la necesidad de que llueva, aunque desluzca la sesión, desvelando cuál es ahora mismo una de las principales preocupaciones en la Diputación Foral de Álava.
Todo listo para empezar el partido. A modo de buen augurio, una vez colocado todo el mundo bajo la portería, un rayo de sol inunda de luz el campo, satura los obturadores de las cámaras y arranca una sonrisa de alivio al equipo de DNA. Empiezan los disparos y los candidatos y candidatas comentan entre dientes el anecdotario electoral de la jornada anterior sin dejar de sonreír, con las tablas propias de quien está acostumbrado a que los fotógrafos le pidan que haga como que está en silencio cuando habla y que hable cuando no hay nada especial que decir. “Se nos acaba quedando la sonrisa pegada”, confiesan.
Cinco balones
El ambiente, que ya era distendido de inicio, alejado del áspero juego al tackling del salón de Plenos del Palacio de la Provincia, se va relajando cada vez más. Buen momento para buscar cinco balones y empezar a liar al personal. Toma falsa, cada uno de los cinco chuts va para un lado, izquierda o derecha, independientemente de las inclinaciones ideológicas de cada cual. La oposición en funciones propone entonces que Ramiro González se ponga de portero y se organice una tanda de penaltis, por lo que procede hacer equipo de nuevo e ir, en comunión alavesista, a propagar un poco de mal fario en el vestuario visitante. “¿Quién viene?”, pregunta alguien. “El Málaga”.
Al ambiente canchero del refugio del rival, impregnado de imaginarios olores a linimento y gritos de entrenador mosqueado, le sucede la solemnidad del palco y la impresionante perspectiva que ofrece del césped. “¿Al palco? ¿Pero lo decíais en serio?”. Las candidatas y candidatos no se esperaban una mañana tan ajetreada en Mendizorroza, y eso que todavía queda una última fotografía por hacer. La de la grada, la de la gente, la de quienes decidirán el 28 de mayo, bajo el escudo del Deportivo Alavés y sobre el campo de juego.
“Y ahora os tenemos que decir que se nos ha olvidado poner el carrete”. El fotógrafo da por terminada la sesión arrancando una carcajada y un aplauso a los cinco candidatos y candidatas; y en cinco minutos cada cual emprende su camino. Queda mucho día por delante, muchos días, y no hay ni un minuto que perder. Concluido este pequeño armisticio futbolero da comienzo un partido en el que los contendientes van a dar todo de sí, sin dar un respiro al rival, dejándose hasta la última gota de sudor para salir victoriosos del choque y, seguro que sí, anteponiendo el juego limpio a todo lo demás.
