strella emergente de la extremísima derecha francesa: Fíjese que hace apenas tres semanas no había oído hablar de usted y hoy me lo encuentro hasta en la sopa. Y casi siempre por lo mismo, por sus sucesivos aumentos de expectativa de voto en unas hipotéticas presidenciales en su país. Sin siquiera haber confirmado que se vaya a presentar, ya ha conseguido superar a Marine Le Pen, que lleva siendo el referente del ultramonte galo desde hace más de dos decenios. Lo terrible es que mientras ella, sin dejar de ser lo que es, ha dulcificado su discurso, usted lo ha radicalizado. No oculta que es machista, homófobo y xenófobo. Hasta presume de admirar a Petain, el esbirro de Hitler. Me pregunto si su éxito es enfermedad o síntoma.