- El Partido Socialdemócrata (SPD) alemán exhibió ayer su nueva posición de fuerza dominante en la primera potencia europea, cohesionado en torno al canciller, Olaf Scholz, y con la incorporación a la presidencia del artífice de su éxito electoral, Lars Klingbeil.
"Algunos no contaban con un éxito para los socialdemócratas. Pero el nuestro no es un caso único en Europa. Tenemos jefes del gobierno socialdemócrata en Finlandia, en Dinamarca, en Portugal, España... y ahora un canciller alemán", afirmó Scholz ante el congreso federal del SPD.
"Eso es lo que cambia Europa, la socialdemocracia vuelve a estar ahí", añadió. El arranque de su gobierno se produce "en un momento difícil" por la pandemia, admitió, para asegurar que su coalición con verdes y liberales "responderá al objetivo común de modernizar" el país, "de acuerdo al mandato del ciudadano".
Fue el primer mensaje de Scholz al partido tras su investidura como canciller, el miércoles, y seguía a la elección como copresidente de Klingbeil, que obtuvo el 86% de los votos. El nuevo líder compartirá la cúpula bicéfala con la izquierdista Saskia Esken, quien fue ratificada en su puesto con un 76 % de apoyo.
"Estábamos contra la pared, pero nunca nos dimos por vencidos", había recordado Klingbeil al pedir el apoyo de los delegados, en un congreso de formato híbrido por imperativo de la pandemia.
Aludía así a la situación del partido hace un año, en que los sondeos apuntaban a un derrumbe electoral y a que Scholz quedaría en tercera posición, tras conservadores y verdes.
A Klingbeil se le considera el arquitecto del éxito de Scholz, quien en las pasadas elecciones generales logró para el SPD la posición de fuerza más votada, con un 25,7%, mientras el bloque conservador de Angela Merkel, liderado por Armin Laschet, se hundió en su mínimo en unos comicios nacionales, con un 24,1%.
De 43 años y secretario general del SPD desde 2017, Klingbeil ha dinamizado el SPD y conectado con la militancia más joven desde las redes sociales, con mensajes más provocadores y directos que los habituales entre la cúpula.
Para el puesto de secretario general fue elegido, con un 77%, Kevin Kühnert, exlíder de las juventudes del partido -los Jusos-. Desde esa posición lideró la oposición frontal a la antigua gran coalición y puso las cosas difíciles a la dirección, pero ahora se le considera el renovador que precisa el SPD.
Klingbeil releva a Norbert Walter-Borjans, de 69 años, que en 2019 ascendió a la jefatura junto con Esken representando el ala izquierdista del SPD. Se impusieron a ocho rivales, incluido Scholz, que contaba con el apoyo del aparato.
A Scholz se le identificaba entonces con la caída de militancia experimentada desde 2005 y acelerada tras sucesivas ediciones de la gran coalición de Merkel. También con la línea del excanciller Gerhard Schröder, cuyo duro plan de recortes colocó al partido al borde del desgarro interno.
Esken y Walter-Borjans optaron en 2020 por proponer candidato a la Cancillería a Scholz, vicecanciller y titular de Finanzas con Merkel, por considerarlo el más indicado para captar los votos del centro.
Walter-Borjans renunció hace unas semanas a seguir en el cargo, del que se despidió ayer festejando el resurgimiento del partido. Lo hizo recordando el Nobel de la Paz recibido en 1971 por Willy Brandt, el primero de los cuatro cancilleres federales socialdemócratas del país -junto a Helmut Schmidt, Schröder y Scholz-.
Klingbeil y Esken tienen el cometido de cohesionar al SPD, un partido que en la última década y media ha vivido diez relevos en su cúpula, salpicados por zancadillas internas.
El SPD, además de la Cancillería, forma parte de los gobiernos regionales en diez de los 16 Länder de Alemania. Antes de que termine el año se prevé la elección de la socialdemócrata Franziska Giffey como primera alcaldesa para la ciudad-estado de Berlín.