bruselas - ¿Puede convertirse la salida de Reino Unido de la Unión Europea en un contratiempo de primer orden en la política española? Para el presidente Mariano Rajoy, sí. La clave estriba en que Escocia, una de las naciones que coexisten en el país y que llegó a celebrar un referéndum independentista, siempre se ha mostrado partidaria de seguir en el club europeo, en contra del criterio de Londres. Ahora que Reino Unido ha decidido hacer las maletas, algunas voces comunitarias han comenzado un inesperado cortejo con las autoridades escocesas que puede traducirse en una negociación paralela con condiciones más laxas y que contradice el discurso sostenido hasta la fecha sobre las naciones sin Estado: que la pertenencia de una región a la Unión Europea viene dada por la adhesión de su Estado a la misma. Es decir, si esa región se independiza, saldría de la Unión. Siguiendo el mismo hilo, si un Estado sale de la Unión, la región debe acompañarlo. Rajoy se expresó ayer con una dureza poco propia de un debate que no es de su competencia por tratarse de una cuestión británica. Avisó de que Escocia no tiene competencias para negociar y rechazó paralelismos con Catalunya.

La luz de alarma se encendió cuando el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, lanzó unas crípticas declaraciones asegurando que Escocia “se ha ganado el derecho a ser escuchada”. Para más señas, la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, cursó una visita a Bruselas para analizar el Brexit. “Pero los efectos prácticos de eso son ninguno”, atajó Rajoy. En realidad, las autoridades europeas han matizado en las últimas horas que no van a interferir en cuestiones internas británicas, pero la imagen trasladada estos días es muy incómoda para el Gobierno español porque proyecta una relación bilateral de Escocia con Europa y puede desmontar el discurso para desalentar la independencia catalana, que consiste en avisar de que, si rompe con España, tendrá que salir del club.

Rajoy dijo que el Brexit “nada tiene que ver con Cataluña”, pero el president Carles Puigdemont interpretó que Europa “está cambiando rápidamente el discurso en relación a casos como el de Escocia y el de Catalunya porque no va sobrada de apoyos”. Rajoy rechazó una negociación al margen del gobierno británico, y avisó de que “si el Reino Unido se va, Escocia también”. “Las competencias de Escocia para negociar con la Unión son ninguna. Yo estoy radicalmente en contra, los tratados están radicalmente en contra, y creo que todo el mundo está radicalmente en contra”, zanjó. - M. Vázquez