washington. EEUU ha alertado a las compañías aéreas internacionales sobre posibles planes terroristas que incluirían el implante de explosivos dentro del cuerpo humano para atacar aviones comerciales, indicaron ayer funcionarios estadounidenses. "Estamos tomando está información en serio, y como una medida de precaución, estamos compartiéndola con nuestros colegas en el extranjero, y, por supuesto, las aerolíneas estadounidenses con vuelos internacionales", dijo Jon Pistole, director de la Oficina de Seguridad de Transporte (TSA). "Lo vemos como la última evolución de lo que los grupos terroristas están tratando de hacer para eludir nuestras medidas de seguridad", agregó Pistole.
No obstante, el jefe de la TSA desmintió que hubiese algún plan concreto o amenaza específica, pero reconoció que los pasajeros que tomen vuelos internacionales pueden notar procedimientos adicionales de seguridad, además de las habituales inspecciones físicas o los rastreos digitales. "Estas medidas están diseñadas para que sean imprevisibles, de manera que los pasajeros no esperen ver la misma actividad en todos los aeropuertos internacionales", afirmó Nick Kimball, portavoz de la TSA. El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, no ofreció más precisiones ante la posibilidad de la amenaza de implantes explosivos. "Que los terroristas están interesados en encontrar modos de atacarnos es bastante evidente. Nuestros protocolos de seguridad son múltiples y los ajustamos a las amenazas todo el tiempo", se limitó a decir Carney ayer en su rueda de prensa diaria.
Hasan al-Hasiri, el cerebro Sin embargo, un funcionario estadounidense citado por la CNN afirmó que Ibrahim Hasan al-Asiri, el "principal experto en explosivos" de Al Qaeda en la Península Arábiga, podría estar tras estas supuestas amenazas.
Las autoridades de EEUU creen que al-Asiri es el responsable de la bomba que llevaba en su ropa interior un pasajero en Navidad de 2009 en el aeropuerto de Detroit y el fallido intento de octubre pasado de colocar explosivos en un avión de carga. Las servicios de inteligencia de EEUU apuntan a que los posibles planes se estarían gestando en Yemen, país que está viviendo una revolución popular que ha descabezado al gobierno y ha permitido que Al Qaeda actúe con mayor libertad en el país.
obsesión por la seguridad Tras esta ola de creciente preocupación, la seguridad privada sigue siendo una de las industrias más florecientes del mundo pese a la crisis económica global, empleando en la actualidad a al menos 20 millones de personas, casi el doble de agentes de policía en activo. Lo pone de manifiesto el Informe de Armas Ligeras 2011 que publicó ayer en Ginebra el Instituto de Estudios Internacionales y de Desarrollo, que refleja la fuerte expansión que el sector ha experimentado en las últimas dos décadas en todo el planeta. El director de la investigación, Robert Muggah, explicó que "el principal factor de este 'boom' parece ser la externalización por parte de los Gobiernos de muchas funciones relacionadas con la seguridad". El estudio, elaborado a partir de los datos de 70 países, indica que la seguridad privada dispone en su conjunto de 4 millones de armas de fuego, una cifra muy inferior a los 26 millones de las fuerzas de seguridad y a los 200 millones de los ejércitos.
Los autores del informe plantean la pregunta, para la que no tienen respuesta, de si esta tendencia supone una mejora de los niveles de seguridad o, por contra, empeora las condiciones. "Es incuestionable que se está produciendo una privatización generalizada de la seguridad", explicó Muggah, quien advirtió también de que la expansión de la industria no ha conllevado una mejora de los mecanismos de seguimiento y transparencia. "Pese a las evidencias de que algunas compañías de seguridad privada han comprado armas ilegalmente, de que han perdido armas por robos o de que han malversado sus arsenales, no existe un sistema sistemático de información sobre estos comportamientos", dijo.