La Conferencia de Presidentes convocada por Pedro Sánchez se condujo hacia la estéril choque de estrategias de desgaste que auguraba la actitud del Partido Popular, con su prioridad en la manifestación “sin siglas” que espera capitalizar mañana en Madrid. Tras saturar la agenda hasta el bloqueo, los barones del PP siguieron desnaturalizando el sentido de la convocatoria hasta soslayar la posibilidad de consensos en asuntos del interés de la ciudadanía y la economía y sustituirla por una mera escenificación de desencuentro mediante la demanda de elecciones anticipadas. Una petición que ni el presidente contempla ni el foro esa oportuno para presentar. Con tantos condicionantes y una estrategia tan predefinida, la única esperanza realista era que no se perdieran las formas. Una vana expectativa si quedaba en manos de la presidenta de la Comunidad de Madrid. En el ejercicio de soberbia que le es tan querido para la imagen de liderazgo por encima del propio presidente de su partido que cultiva, Isabel Díaz Ayuso programó un desplante a las lenguas, cooficiales pero ajenas para su sentido de nación, que se permitió anunciar con anterioridad. El abandono engreído de la reunión cuando el lehendakari, Imanol Pradales, comenzó a halar en euskera, quiso extenderlo a la intervención de Salvador Illa en catalán y se rebozó en ridículo cuando, para regresar y después de comprobar que no era secundada por ningún otro presidente autonómico, tuvo que esperar a que el presidente de Galicia, su correligionario Alfonso Rueda, dejara de hablar en gallego. El desprecio a la diversidad cultural y plurinacionalidad del Estado que profesa el sector más retrógrado de la derecha española tiene en Ayuso su ariete contra la convivencia y el respeto, con la connivencia o incapacidad del presidente de su partido para evitar que se deslice hacia la concepción nacional acomplejada –en tanto cree que la diversidad debilita su concepto uniformizador– con la que flirtea hacia la extrema derecha. El escandaloso silencio de las sucursales del PP en las autonomías con lengua cooficial acredita su carácter gregario. Ayer se perdió la oportunidad de reconducir hacia la utilidad la labor de oposición del partido de Núñez Feijóo y su salida del “cuanto peor, mejor”. Una actitud democráticamente fraudulenta.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
