hoy toca votar. Al que le apetezca, claro, que estamos hablando de un derecho, en absoluto de una obligación. De todos modos, nos hallamos ante unas elecciones singulares, sin duda, en donde se ponen en liza dos modelos de Estado aparentemente distintos. Por un lado, Rajoy y Sánchez aspirando a perpetuar el sistema imperante en las últimas décadas, ese que prefiere mantener los vicios adquiridos durante la democracia con la teoría de que alterar ciertos órdenes incuestionables conllevaría más males que bondades, pese a sus defectos. Hay diferencias entre ellos, por supuesto, pero son cada vez más difusos, sobre todo matices porque, en el fondo, ambos están de acuerdo en lo que ellos entienden como esencial. Y también llegan Iglesias y Rivera enarbolando la bandera de la juventud y el aire fresco. Está por ver, no obstante, si al final no son más de lo mismo con la única diferencia de la edad. Lo averiguaremos pronto porque lo que parece evidente es que ambos tienen reservados papeles estelares en la película política de los próximos años. En todo caso, la pervivencia de su protagonismo dependerá de si son desgastados por los resultados o despellejados por sus propios correligionarios. De todos modos, y pase lo que pase hoy, no se apuren demasiado. Mañana volverá a amanecer.