Niegan la mayor. The Guapos, el proyecto actual del músico madrileño Leiva, que se sienta a la batería y aporta voces, no es una súperbanda aunque completen la formación instrumentistas latinos reputados como Adán Jodorowsky, Jay de la Cueva y El David Aguilar. En sus propias palabras, es una minibanda forjada en México y sin más pretensiones que divertirse y divertir tirando del rock primigenio, sobre todo de los 50 y desde una actitud chulesca y canalla, como demuestra su primer disco, Hey! (One Little Blue Records), estrenado en directo el fin de semana en el Azkena Rock de Gasteiz.
Leiva nació para colaborar y disfrutar sobre los escenarios, como ya demostró con otros grupos paralelos a su actividad
“Es música para bailar y olvidar las penurias. Sin más”. Así resume Leiva a The Guapos, el grupo chicano que este fin de semana ha publicado su primer álbum aunque el proyecto empezó a germinar hace más de una década. En origen, el cuarteto fue cosa de dos: Jay de la Cueva, productor y multinstrumentista de bandas como Titán y colaborador de estrellas como Juanes, y el músico ecléctico Adanoswky, hijo del psicotrópico y onírico cineasta chileno Alejandro Jodorowsky. “Un día, en mi casa con Adán, escribimos juntos Soy un guapo con la idea de hacer eventualmente algo. Diez años después y tras la unión de Leiva y El David Aguilar, fue nuestro primer single. De ahí, pasamos a hacer un álbum entero”, rememora de la Cueva.
The Guapos, que esta semana sigue su gira en Madrid antes de pasar por festivales como Río Babel, Cruïlla y Atlantic, no sorprenderá a los seguidores de Leiva, el más conocido de sus miembros. El madrileño, exPereza y dueño de una carrera exitosa en solitario que empezaba a dar síntomas de agotamiento, levantó la cabeza con Cuando te muerdes el labio, el álbum compartido con mujeres como Fer Casillas, Ximena Sariñana, Gaby Moreno o Natalia Lafourcade, grabado tras una larga estancia en México.
Allí se encontró con el resto de guapos. Y es que Leiva nació para colaborar y disfrutar sobre los escenarios, como ya demostró con grupos paralelos a su actividad principal como Gran Cañón, junto a Carlos Tarque y músicos de Tequila y Los Zigarros, o Hot Legs, también con el vocalista de M Clan y la getxotarra Sara Iñiguez, esta también en One Hit Wonder, con Xoel López. Además, se sentó a la batería con Le Punk. Habitual a “inventarse historias” tras sus giras para no adocenarse en casa, Leiva vuelve con The Guapos a sentarse a las baquetas. “Vuelvo a la batería, mi instrumento. En realidad, es lo que mejor sé tocar, y donde menos estafador me siento”, explica Leiva, que fija el nacimiento del grupo chicano en Ciudad de México.
Casi siempre uniformados, su debut, ‘Hey!’, ofrece sentido del humor, voces alternándose al micrófono y la composición
Solo rock’n’roll
“Todos tenemos nuestros proyectos y carreras, pero nos moríamos por tener una banda de rock and roll juntos y recuperar ese espíritu de banda de instituto, de puro rock´n´roll de los 50”, explica Leiva con claridad y acierto sobre un debut que incluye 10 canciones que se grabaron en Chicago en un mes y “en riguroso estilo analógico”, como en los primeros tiempos del rock, usando una pista para los instrumentos y otra para las voces. “Todo lo que utilizamos era anterior a 1960, pre-The Beatles! Música para bailar y olvidar las penurias”, apostilla el madrileño.
Cuarteto curtido en el rock vintage y el blues, con pilares como The Beatles y The Rolling Stones, The Guapos es una banda sin pretensiones en la que sus componentes tratan de recuperar aquel espíritu que tenían de adolescentes y de vender miles de discos y llenar recintos. Cuatro colegas que tocan porque les gusta, para divertirse, bailar y hacer risas. Casi siempre uniformados –de cuero negro, trajes molones, sombreros…–, su debut, Hey!, ofrece sentido del humor, voces alternándose al micrófono y la composición, y mucho rock en temas simples, sin pretensiones y cortos, ya que solo un par supera los 3 minutos.
Hey! se inicia con la canción homónima y resulta inevitable no recordar el desparpajo de los primeros Tequila. Como ellos, están “listos para el show”... en la plaza del pueblo o donde les dejen. Y su misión, la de “despelucar” al público, prosigue con Me cambiaría por cualquiera, que nos retrotrae a la música de guateque de los 60 con unas deliciosas guitarras vintage y unas armonías vocales de ensueño, como en Dolores y Nunca te quise. Y el beat se apodera de Isabel, con ecos de los pioneros estatales de los 60, de Los Brincos a Los Mitos.
The Guapos fuerzan la máquina y sus guitarras en temas como Soy un guapo, que suena brutal, garajero y primario, pero con palmas pop para cantarle a un tipo que no sabe lo que es “un corazón roto” y que solo recibe “amor y pasión” sin esfuerzo por su belleza externa. Igualmente rockero aparecen después Mis amigos del rock –con una letra que desacraliza el purismo del rockerío más ortodoxo–, un Boogaloo de rock chicano con pulsión soul y Mi amor to me, en spanglish, con saxofón y que rescata el espíritu de Little Richard y un Chuck Berry a quien versionan en vivo. Un divertimento, sí, pero todo actitud. Los frescos de barrio, que anuncian más discos.