Síguenos en redes sociales:

Mesa de Redacción

César Martín

Experiencia

La vida es compleja. Tiene el suficiente número de capas, estratos y niveles como para diluir y evitar cualquier intento de una visión global del conjunto. Así que, cuando uno se las da de muy listo y de muy capaz, siempre aparece un vericueto novedoso que hace que sea humanamente inviable estar preparado para afrontar todas las situaciones que pueden aparecer en el transcurrir de los años. Supongo que será por eso que la sabiduría popular ha echado mano de mil y una máximas para certificar aquello de que más sabe el diablo por viejo que por diablo, pájaro viejo no entra en jaula o la experiencia es un grado. Me refiero a que no hay universidad en el mundo capacitada para preparar a sus alumnos sobre cómo afrontar un fallecimiento de un familiar directo o cómo acompañar en el crecimiento como persona de un hijo desde su más tierna infancia hasta que pueda hacerse cargo de su propia existencia. Supongo que, a falta de otros conceptos, el estoicismo, la resistencia y la resiliencia se convierten en las herramientas adecuadas para guiarse con tenacidad por la vida y por los años con un mínimo de habilidad para evitar morir sepultado por las vicisitudes morales y vitales que, a buen seguro, han de llegar tarde o temprano.