La película en euskera más taquillera de la historia, que además marcó un récord en las salas de cine en su estreno. Irati, la segunda película de Paul Urkijo, sigue a día de hoy dando mucho de que hablar. También por el éxito de ese título, las expectativas con la nueva creación del autor alavés están por todo lo alto. Unas sensaciones que se han visto todavía más reforzadas tras el paso de Gaua por el Festival de Sitges y la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia. Eso sí, es el momento de encontrarse con el gran público. La cuenta atrás se termina este mismo viernes.
Hasta el momento, las críticas de quienes han podido ver ya el filme en los citados certámenes están siendo inmejorables, tanto por parte del público como de los medios especializados. Pero, sin duda, el mejor aval que tiene Urkijo a la hora de llegar de nuevo a las salas comerciales es el buen hacer que ha demostrado tanto en su anterior producción como en su largometraje de debut, Errementari. “Mi única presión es que a la gente le guste Gaua, que vaya al cine a verla y disfrute”, apuntaba el realizador a este periódico antes del estreno en Sitges.
En la oscuridad
Esa reflexión, además, tiene una lectura importante para el público. El director vitoriano siempre ha reivindicado, más allá del gran éxito que han tenido sus dos películas anteriores en plataformas, el hecho de ver sus creaciones en pantalla grande. Gaua no es una excepción. Todo lo contrario. Es imprescindible verla en una sala y, a poder ser, en versión original –aunque sea con subtítulos en castellano– puesto que el uso del euskera vuelve a ser aquí un elemento sustancial del relato.
Urkijo lleva al público a la oscuridad de la noche para componer una “oda a la libertad”, como él mismo la ha descrito. Protagonizada por Yune Nogueiras, esta película a modo de akelarre cinematográfico cuenta también en su reparto con Elena Irureta, Ane Gabarain, Iñake Irastorza, Xabi Jabato López, Erika Olaizola, Manex Fuchs y Elena Uriz, entre otros nombres.
Todo para llevar a quienes se acerquen hasta las salas al siglo XVII, a una Euskal Herria que está sumergida en plena caza de brujas. En el valle de Xareta, por la zona de Zugarramurdi, vive Kattalin. Eso sí, tiene que escapar de su caserío en plena noche para huir de su marido. Está perdida en el bosque. Siente que una presencia la persigue. En su camino, se topa con tres mujeres que, mientras lavan la ropa junto al río, comparten cuentos de miedo y habladurías del pueblo.
“La norma nos dice que tenemos que seguir el camino recto, el de la luz; pero a veces es necesario torcerse, salirse del camino y adentrarse en la oscuridad, en los miedos más profundos del alma para poder ser libres”, apunta Urkijo.
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