El otro día, hasta los mismísimos de tanta encuesta que ya dice cómo hay que votar sin llegar a las urnas, el Escanciadómetro que elabora el BVTA –Barman de Viejillos Tocanarices de Álava– se puso en marcha en nuestro amado templo del cortado mañanero. Eso sí, aquí ni hay un muestreo basado en perfiles cuidadosamente diseñados, ni margen de error, ni... Además, no se admite la callada por respuesta ante el científico sondeo. El problema es que dentro de estas paredes, o de eso presumen, hay mucho aitite que se considera yayoflauta militante del Frente Popular de Judea... o del Frente Judaico Popular, quién sabe. Así que según los resultados obtenidos, tras la próxima fiesta de la democracia, las amadas tierras vascas se reconvertirán a un sistema anarquista basado en la celebración constante de asambleas en bares para comandar una sociedad en la que estarán prohibidos los patinetes eléctricos, los móviles del demonio, el IVA para cualquier producto consumido por los jubiletas y el txulalai destrozacaderas. La época del anarkocafé ha comenzado. O no. O tal vez, como a tantos otros, a los viejillos se les irá la fuerza por la boca en la barra del bar, irán a votar a los suyos de siempre –cada uno tiene el suyo– y las encuestas volverán a ganar.