Lo único que no podía controlarse, la lluvia, se presentó sin permiso en la ceremonia inaugural de los Juegos de París, empapó de forma inclemente a deportistas, artistas, público y autoridades y deslució el espectáculo preparado a lo largo del Sena.

Sin solución por parte de los organizadores para este imprevisto, los deportistas que llegan al estadio tras recorrer en barco 6 km del río Sena aguantan de pie, mojándose, a que terminen de alcanzar el Trocadero el resto de delegaciones, al menos una hora después.

Las embarcaciones que los transportan, que salieron a 9 km por hora, aceleraron visiblemente la velocidad para arribar cuanto antes a su destino.

Los voluntarios reparten en el Trocadero ponchos de plástico entre los deportistas para protegerlos en la medida de lo posible.

Los atletas tenían la opción de marcharse a la Villa Olímpica una vez acabada la travesía por el Sena y, a juzgar por lo menguado de las delegaciones que entraron al estadio, muchos han podido elegir esa posibilidad.

Aunque en los momentos iniciales de la gran fiesta la lluvia cayó de forma leve e intermitente, tres cuartos de hora después las precipitaciones arreciaron y obligaron a todos los participantes a protegerse con plásticos, si los tenían. Algunos asistentes abandonaron sus localidades cumplida una hora de espectáculo.

En el Trocadero una de las pantallas gigantes desde la que se seguía el espectáculo sufrió un apagón y se mantuvo en negro durante 15 minutos.

Los gorros de su uniforme fueron durante buena parte de la tarde la única protección de muchos deportistas que avanzaban por el Sena subidos en todo tipo de embarcaciones, todas descubiertas.

Primera ceremonia fuera del estadio

Es la primera ceremonia de la historia celebrada en la calle, fuera del estadio. El grandioso espectáculo preparado en las orillas del Sena al paso de los barcos se desarrolló ajeno a la lluvia, aunque deslucido por la cantidad de agua que caía.

Tanto a lo largo del Sena como en el estadio efímero del Trocadero las gradas son completamente descubiertas, con la excepción de una zona reservada a los miembros del COI y a los jefes de Estado y de Gobierno.

Unas 600.000 personas asistieron en directo a la ceremonia, 300.000 en gradas y otras tantas desde balcones y viviendas.

Lady Gaga pone el cabaret en la ceremonia inaugural

La cantante estadounidense Lady Gaga salió de una estación de metro típicamente parisina, construida para la ocasión junto al Sena, para ofrecer la primera gran actuación musical sorpresa de la ceremonia, con un número de cabaret.

La intérprete y actriz estadounidense se atrevió con el francés para versionar 'Mon truc en plumes' de Zizi Jeanmaire, un clásico de los años sesenta.

Vestida de negro, la acompañaron una decena de bailarines que portaban pompones rosas y que se encargaron de ocultar la identidad de la artista hasta el momento preciso, ante un público que pasó inmediatamente de la incertidumbre a los aplausos.

Lady Gaga apareció en la primera parte del recorrido por el Sena, muy poco después de que una misteriosa barca con niños y una figura encapuchada lanzase el desfile, en una pequeña barca con la llama olímpica, desde el puente de Austerlitz.

Su actuación incluyó un piano, pero la cantante de 'Poker Face' o 'Born This Way' apenas tocó las teclas brevemente, ya que el principal eje de la actuación era un homenaje al cabaret francés.

Aunque su participación se había mantenido en secreto, la intervención de Lady Gaga en la ceremonia era prácticamente un secreto a voces después de que esta semana hubiera sido avistada en numerosas ocasiones en la capital francesa.