a vida está hecha de momentos y a mí me llega hoy el de decirles adiós. Hace casi 18 años un gerente vino a esta redacción y nos dijo: "Amanece en la Sabana". En aquella penumbra de miradas cómplices comenzó una aventura trepidante reflejada en más de 6.000 periódicos. De aquí me llevo lecciones y compañeros de vida. No se hacen idea de lo mucho que les voy a echar de menos. Ni a ustedes ni a los que ahora dejo de este lado del papel. Mi lista de agradecimientos se quedaría inevitablemente corta y cada nombre denunciaría imperdonables ausencias. Así que me contentaré con decir que gracias por el amor que he compartido en esta casa con tantos. Gracias por la sonrisa y por el abrigo. Por haber encendido mil veces un faro en mitad de tanta tormenta. Siempre se vuelve a aquellos lugares en los que uno ha sido feliz. ¿No les pasa cuando se acaba el verano y toca dejar atrás su playa que aún no se han ido y ya están pensando en volver? A mí, casi siempre. Por eso sé que cada vez que recuerde lo que aquí he vivido, cada vez que vea esta mancheta y lea a mis amigos, volveré un poquito a mi Diario. Sentiré como el mar en los pies y el nudo que ahora me ahoga en la garganta dará un paso lento hacia una enorme sonrisa. Así que, poco más les digo ya. Como decía mi amama, adiorik ez. Beti arte, familia.