Zarautztarra asesinado hace 25 años y un día por ETA por el delito de representar en su ayuntamiento las siglas del Partido Popular: Recuerdo con bastante nitidez la siniestra mañana en que una bomba lapa colocada bajo su coche acabó con su vida. Se sumaba a una larga de lista de personas corrientes y molientes (usted era maderero de profesión; no político) que llevaba una diana y una condena a muerte. En su ingenuidad, pensaba que ser euskaldun y participar desde siempre en todas las salsas del pueblo le libraría de acabar como acabó. “¡Qué me van a hacer a mí!”, respondía cuando sus compañeros le instaban una y otra vez que aceptara la escolta que le ofrecían. Hoy todavía hay quien no es capaz de reconocer que su asesinato fue injusto.
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