Qué día mejor que la víspera del 8-M para que los varoncitos recalcitrantes y orgullosos de serlo espolvoreen quintales de machirulina debajo de su firma.
"Desde hace años no hay día que no debamos ocuparnos de alguno de sus dramitas [de las mujeres], incluidos los de la higiene íntima"
Son varios, pero el ganador del concurso de ranciedad casposa es Arcadi Espada, que empieza su desparrame en El Mundo clamando contra la necesidad de un Día de la Mujer: “Yo entendería la necesidad de dedicarles un Día Internacional si las mujeres fueran el Hijo de Enmedio, el Hombre del Tiempo o incluso el Introvertido, seres pensantes que comprensiblemente disfrutan de su Día Internacional, dado lo raramente que se habla de ellos. Pero del mujerío… Desde hace años no hay día que no debamos ocuparnos de alguno de sus dramitas, incluidos los de la higiene íntima”.
"El mujerío vive de las mujeres en una proporción incomparablemente mayor de lo que lo ha hecho cualquier forma de proxenetismo"
Y eso es solo el calentamiento. Ahora llega cuando el feminismo, nombrado despectivamente como mujerío, es equiparado al proxenetismo. Tal cual: “El mujerío vive de las mujeres en una proporción incomparablemente mayor de lo que lo ha hecho cualquier forma de proxenetismo. Su sostenido chantaje esteriliza la conversación que trata de llegar a la verdad y al acuerdo y no hay mejor ejemplo posible, en la ruina cognitiva española, que la llamada ley del sí es sí, falsedad proteica que arranca de su propio coloquial enunciado y cuyo único objetivo veraz es la liquidación de la presunción de inocencia del varón”.
"Si Volodímir Zelenski reclama cada noche carros de combate a los socios de la OTAN, la titular de Igualdad pide al Cogam carrozas Leopard, 'animal print"
Un par de escalones más abajo, el columnero de ABC Jesús Lillo se apunta al jijí-jajá hablando del 8-M como “El desfile de la Victoria”. La gracieta mezcla topicazos machistas, homófobos y, de propia, una alusión a la invasión de Ucrania. Se lo juro: “Si Volodímir Zelenski reclama cada noche carros de combate a los socios de la OTAN, la titular de Igualdad pide al Cogam carrozas Leopard, 'animal print', también de otras temporadas, como los tanques de Margarita, para celebrar los logros de su gestión igualatoria y visibilizar por todo lo alto, subidas en autobuses de dos plantas, descapotables, sus conquistas sociales y socialas. El habitual desfile de la victoria del 8-M, en el que venían participando fuerzas de Infantería, a ras del suelo, con mucho tambor y ardor guerrero, quiere dotarse en esta edición de medios terrestres que den volumen y apariencia a la cosecha de un plan cuatrienal que comenzó en 2020”.
“El trampantojo del feminismo”, titula Jorge Vilches su desparrame en The Objetive. Avispado como nadie, él sabe lo que es de verdad feminismo y quién es y quién no es feminista. Entre los que no lo son, Pedro Sánchez: “Si el presidente fuera uno de su equipo, un feminista de los de «las mujeres, primero», no habría permitido nada a las podemitas. No hubiera consentido que esas niñatas hubieran aprobado la ley del solo sí es sí que no castiga más a los delincuentes ni evita el delito, sino que se limita a aligerar el proceso judicial cuando una mujer es agredida”.
En la columna de al lado, una tal Sonia Sierra (sí, también el 8-M es despreciado por algunas mujeres) arrima la fecha a su sardina: “Las que sí que deben de tener claro lo que significa ser mujer son el casi millar de víctimas que sufren la reducción de las condenas de sus violadores por culpa de una de las leyes estrellas de este Gobierno: a ellas las violaron por ser mujeres, por el hecho biológico de serlo. Ante esta avalancha de beneficios a agresores sexuales, parecería más que evidente que este 8 de marzo debería estar consagrado a pedir con todas nuestras fuerzas que deroguen dicha ley. Pues no, resulta que es todo lo contrario, que la principal manifestación en Madrid es para pedir que se mantenga tal cual está”.
Transitando por parecida senda, Zoe Valdés se reivindica en El Debate como la más feminista de las feministas: “Las que hemos hecho algo para que la mujer sea elevada con sus plenos derechos al pedestal que le corresponde, debemos contemplar cómo las que no han hecho más que pisotear con bestialidad e ignominia nuestras conquistas usurpan espacios tras haber usado sus cuerpos rebajados al deseo del macho y nos quieren imponer un neofeminismo que más machista y de lo peor no puede ser”.
"La coalición toca fondo: Sánchez se apoya en 144 votos de la derecha para sentenciar la ley Montero"
Leemos todo esto el mismo día en que los dos socios del Gobierno español van a chocar en la votación para iniciar la reforma de la ley del Solo sí es sí. Y de eso también hay hay algunas cargas de profundidad en la prensa diestra, con titulares como es de El Debate al que solo le faltan las turutas y las serpentinas: “La coalición toca fondo: Sánchez se apoya en 144 votos de la derecha para sentenciar la ley Montero”. Viene a ser lo que el kitcheniano Jorge Fernández Díez titula en La Razón así: “Las derechas machistas salvan a Sánchez”. En su caso, más que celebración es crujir de dientes: “El sentido de la responsabilidad lleva a que PP y Vox, que fueron los únicos en votar en contra y por ello quedaron estigmatizados, sean ahora los que le salvan la cara y la vida a Sánchez, sin mediar ni una sola disculpa pública suya a las víctimas de los ocho centenares de violadores beneficiados, y sin agradecerles a sus salvadores el apoyo. Por supuesto, ante tamaño desafuero no dimite nadie, «ni Pam, ni pim, ni pum», porque ya saben que estos días «fuera hace frío»”.