En este fresco Día del blusa y la neska no ha sido preciso salir de la ciudad para conocer buena parte de los encantos del campo alavés. La feria agroganadera de Santiago, fiel a su cita en el campus gasteiztarra de la EHU, ha reunido desde primeras horas de la mañana de este viernes festivo a miles de personas en torno a un rico programa de actividades y exposiciones con el sector cerealista como protagonista de excepción.
El encuentro ha sido inaugurado oficialmente pocos minutos después de las 11.00 horas por el diputado general, Ramiro González, acompañado por una amplia representación del gobierno foral.
"Parece un monstruo"
Muy cerca, como dos imponentes tótem, una cosechadora de cereal John Deere de 13.700 kilogramos y 250 CV de potencia y un espectacular tractor Deutz-Fahr -”parece un monstruo”, ha bromeado una asistente- han servido como perfectas cartas de presentación de la feria.
Por momentos incluso ha sido difícil moverse por el gran zoco al aire libre, especialmente por el pasillo generado tras las facultades de Farmacia y Letras y por la calle Francisco Tomás y Valiente, debido al enorme volumen de personas de todas las edades allí congregadas.
No solo han hecho su particular agosto los stands de los productores, donde se ha podido hacer acopio de pan, queso, miel, embutidos, conservas, frutas u hortalizas, y los bares portátiles que han saciado el hambre y la sed de los asistentes, mención especial al de talo alavés del bar Koko. También han estado a rebosar durante la mañana buena parte de los establecimientos hosteleros cercanos.
Tampoco han faltado a la feria el deporte rural, las charlas y los talleres impulsados por Slow Food Araba, las catas de aceite ecológico y vino de Rioja, los animados ritmos de la fanfarrre Gesaltza ni la reivindicación de los profesionales del campo contra los macroproyectos energéticos, en este caso en forma de autopistas eléctricas.
Además, una caldereta popular elaborada con ternera terreña de la mano de Boilur, en colaboración con la asociación de padres y madres de niños y niñas con cáncer de Álava (Aspanafoa), ha aportado otro delicioso y solidario toque al encuentro.
Gran expectación
No obstante, como suele ser habitual todos los años en esta cita, si ha habido un espacio donde los más txikis –y no tanto– han disfrutado de lo lindo ese ha sido el que ha acogido la exposición de animales, donde han convivido pottokas, vacas de las razas limusina y terreña, ovejas latxa, caballos de monte, asnos de las Encartaciones o distintas especies de aves.
Aitor Hernández, de la asociación Eoalak, ha acudido a la feria junto a sus compañeros Sergio Tera y Moisés Urquijo con seis variedades de euskal oiloa, conejos y también dos colosales ocas que han generado una gran expectación. ¿Imponen, eh? “Y eso que ahora no están a la defensiva, porque ayer no hubieran metido la mano”, aseguraba Hernández, que lleva alrededor de cuatro años acudiendo a esta cita.
“Me gusta. La gente pregunta y se pasa la mañana rápida. Al final juegas en casa. Este año no cabe un alfiler”, celebraba.
También ha acaparado muchas miradas la muestra de drones utilizados para realizar trabajos en el agro. La empresa Drone4 ha acercado a la feria su aeronave no tripulada más grande, empleada en labores de tratamiento aéreo –fumigación o abono–, y otras dos más pequeñas, una de ellas dotada con una cámara multiespectral para observar la vida de cultivos como el viñedo o la patata.
A diferencia de en otros sectores, donde acumulan una trayectoria más larga, los drones apenas han cumplido un lustro trabajando en el campo al nivel local. “Es un sector más complejo, sobre todo por la normativa, porque esto no se puede volar en cualquier sitio”, explicaba Jon Caldito, gerente de Drone4.